.•°•.|CLXVIII. Todo irá bien|.•°•.

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Se sentía cansada, pero no podía dormir por más que lo intentara.

Aún pensaba en todo lo que estaba pasando y en el caos que se armó en el palacio cuando se enteraron de la noticia.

La princesa menor del reino había muerto. Era lo único que se sabía, y lo único que estaban dispuestos a decir. Habían cerrado completamente las puertas y no dejaron salir a nadie. Sus padres tomaron el control, indicando que el joven rey estaba indispuesto en ése momento. Mandaron a firmar un compromiso de discreción respecto al tema a cada uno de los empleados, por lo que todo tardaría alrededor de una semana. Estarían encerrados como lo estuvo Yuna durante diecisiete años, y eso le rompía el corazón.

Sus padres no le dirían a nadie que la princesa fue asesinada por un hechicero del planeta mágico. Jamás dirían aquello, y por más que quisieran ocultar el hecho, en cualquier momento saldría a la luz y su hermano tendría que dar el comunicado. Anunciar que su hermana había muerto de una enfermedad y que por eso pusieron en aislamiento a todos por una semana. Podía ser hasta cierto punto ridículo, pero normalmente la gente le cree a los que tienen poder, ya que después de todo no podrían hacer nada para desmentir sus palabras.

— No dirán nada . . . Así como no comentaron lo que me pasó con nadie . . . Jamás debe caer la fachada de la perfección Hwang, ¿no es así? . . . Perfectos por fuera, perfectos por dentro . . . Es una verdadera mierda. — soltó por último estando sola en su habitación.

Lia no se atrevía por ningún medio a retar a sus padres. El único que podría hacer algo era Hyunjin, porque era el rey, pero jamás le pediría hacer algo así. Su hermano ya estaba sufriendo lo suficiente como para escuchar sus peticiones. Sólo le quedaba resignarse ante la idea de que sus padres siempre tendrían el poder.

De repente escuchó un par de golpes sobre su puerta. Habían sido tan bajos que si no fuera por el silencio absoluto que reinaba en el lugar, no los hubiera escuchado. Se levantó extrañada y se dirigió rápidamente hacia la entrada, recibiendo a la persona que había tenido en mente.

— Lia . . . No quiero estar solo. — le susurró su hermano con los ojos hinchados y rojizos.

Ella asintió de inmediato, dejándole entrar sin dudar, por lo que Hyunjin se adentró sin más, llegando hasta la cama de su hermana, donde se sentó y esperó a que ella hiciera lo mismo a su lado.

— ¿No puedes dormir? ¿Es eso? — le preguntó la menor con interés. — ¿Quieres dormir conmigo en mi cama? Como cuando éramos pequeños, ¿recuerdas?

Hyunjin asintió reteniendo sus lágrimas con un gesto consternado. Lia comenzó a acariciar su hombro para que sienta al menos un poco de consuelo.

— Ella siempre saltaba en la cama de nuestros padres . . . Luego me animaba a subir mientras Yeji vigilaba en la puerta. — tras ello no pudo evitar sonreír nostálgico, aún con sus mejillas pintadas por rastros de lágrimas que se habían deslizado por ahí. — Cuando nos atrapaban, siempre hacíamos lo mismo, era como un compromiso. Cada uno tenía el cincuenta por ciento de la culpa, pero algunas veces ella simplemente me culpaba diciendo que era muy pequeña como para hacer algo así. Me hubiera gustado decirle en ése entonces que ella siempre había sido capaz de hacer mucho más . . . Yo . . . no era de decirle lo que sentía por ella . . . Yo nunca le dije que la amaba-

— Yuna lo sabía. Ella sabía perfectamente que era nuestra hermana favorita. — le interrumpió de un segundo a otro la peli negro. No quería que su hermano vuelva a culparse por nada. — Ella sabía que la amabas tanto, que a pesar de echarte la culpa a tí, aún así le seguías el juego en todo. Ambos no temian ser castigados, porque lo pasarían juntos, ¿no es así?

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