«Renunciar a ser niños, renunciar a ser príncipes, y afrontar ser reyes a los veinte años no era fácil; y mucho menos si aún no resolvían sus problemas amorosos, ni protegían al mundo con sus poderes. La última y definitiva batalla se acercaba más r...
Fue en un abrir y cerrar de ojos cuando Jungkook le lanzó una mirada a Hoseok, y ambos a la vez hicieron magia de distintas maneras. El mayor había lanzado una especie de esfera mágica brillante con dirección a Jeongin, mientras Jungkook había disparado con su dedo al techo, o al menos eso intuyó Seungmin en los primeros segundos, puesto que el candelabro que había estado colgado encima de él y Hyunjin comenzó a tambalear. Yang notó aquello al instante, por lo que, en un rápido movimiento, logró tele-transportarse, evitando el ataque de Hoseok, y apareciendo frente a sus amigos, a los cuales empujó con todas sus fuerzas, tomando el impulso de su repentina aparición frente a ellos, y salvando sus vidas con verdadera agilidad.
Sintió cómo pequeños trozos de aquel candelabro salpicaban y caían en su espalda. Uno de esos pedazos cayó en donde se había incrustado aquella flecha días antes, por lo que no pudo evitar quejarse de dolor. Hyunjin y Seungmin intentaron sentarse, pero ellos habían caído de espaldas y con un Jeong encima, por lo que les tomó un poco más de tiempo recuperar el aire.
Hwang logró sentarse, seguido de Seung, quien sólo tenía ojos para el hechicero que aún lo observaba inexpresivo.
— ¿Están bien? — no pudo evitar preguntar Hyun en medio del caos que comenzaba a crecer. — Jeongin-
— Estoy bien. — respondió rápidamente el menor, mientras intentaba levantarse, con claro esfuerzo que se reflejaba en su rostro. Jin intentó intervenir, ayudarlo, pero sólo recibió una mirada que le indicaba que parara. — Dije que estoy bien, Hyunjin.
— Pero . . . ¡Seungmin! ¿A dónde vas? — dijo de repente el castaño en cuanto vio a su novio comenzar a caminar hacia el frente.
Lo que Hyunjin no sabía era de que Seungmin había notado que Yugyeom ya no estaba con los dos hechiceros que tenía al frente. Jungkook seguía mirándolo fijamente, como si quisiera provocarlo, y definitivamente lo estaba logrando.
Estaba tan cansado de eso.
— ¿¡Quieres esto!? — exclamó con claro enojo. Sus ojos se estaban encendiendo poco a poco. — ¡Terminaré lo que comencé el último día que nos vimos!
El último día que se vieron . . . Seungmin estuvo a punto de matarlo.
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Uno de los grupos que mayor retraso tenía, ingresaba en ese momento por la puerta que daba a la sección tres de la biblioteca. Era un lugar grande a decir verdad, por lo que era cansado con sólo ver todo lo que les faltaba recorrer.
— ¿Que estamos cerca dices? — preguntó Minho con claro interés.
Felix suspiró con hastío. Seguía haciendo la misma pregunta.
— Creo que Minho y tú deberían adelantarse. — manifestó Chan con convicción. Lix detuvo su caminata seguido de todos, y miró a su líder.
— ¿Ellos dos? ¿Solos? — cuestionó Jisung con escepticismo.