.•°|VIII. Regreso|°•.4

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Reino Lee

Siempre se había preguntado: ¿por qué sus mayores deseos eran tan difíciles de alcanzar?

Tener una ardilla como mascota, mantener una relación saludable con su padre, enamorar a Han JiSung. Todo era demasiado complicado, pero eran el conjunto perfecto de sus anhelos. Sin embargo, pese a que el panorama parecía advertir que las cosas no serían como él quería, había algo, un destello de luz que le indicaba que no era así. Entonces Minho pudo criar a su ardilla y enamorar a Han Jisung . . . Excepto mantener una relación de buenos términos con su padre.

"Debo hacer posible lo imposible."

Él era constante. Y aunque su padre, el rey, no daba señales de querer llegar a una buena tregua con él, el príncipe Lee no se iba a rendir.

Puso su mejor cara en cuanto salió del auto y fue recibido por el tumulto de gente que lo había estado esperando. Veía las distintas expresiones de las personas. Se atropellaban entre sí, con tal de estar cerca de él o poder tocarlo, aún así, no pudo ser posible a menos que él lo quiera, ya que una gran cantidad de guardias los respaldaban.

— ¡¡El heredero al trono a vuelto a casa!!

— ¡¡Muestre su gran poder, majestad!!

— ¡¡Tenemos al mejor príncipe de todos!!

Eran las diferentes exclamaciones de los pobladores que lo recibían con fervor y respeto.

Sin embargo, eso no significaba que no hubieran personas que no habían esperado su regreso y lo miraban desde lejos con amargura.

— Mira . . . Cómo lo aclaman . . . Cómo celebran su maldito regreso.

— Guarda silencio, alguien podría escucharte. — murmuró a su lado el más bajo.

Aún así, él no dejó de ver a través de uno de los grandes ventanales del castillo a su enemigo jurado.

Minho ingresó a su castillo agotado, sin embargo, agradeció con una reverencia a los guardias que aún no se separaban de él, y se mantenían fielmente cuidando su espalda.

El príncipe se encaminó con dirección a los mayores monarcas del reino totalmente tranquilo.

— He regresado, altezas. — informó con una reverencia de noventa grados a sus padres, quienes habían esperado su regreso.

— Bienvenido, príncipe heredero. — anunció el rey con seriedad. — Realmente espero ver un cambio en su actitud después de todo éste tiempo transcurrido.

El menor asintió, dando lo mejor de sí para no discutir con él. Después de unos segundos notó que su madre, la cual no había dicho palabra alguna, le susurraba algo a su esposo y luego se retiraba del lugar. Aquella acción no lo sorprendió en lo más mínimo.

"Por supuesto, sólo estuvo aquí por compromiso." Pensó con amargura.

— Me encuentro algo cansado por el viaje, majestad. Así que, si me permite, iré a mi habitación-

— No. Aún no puedes irte. — manifestó el hombre mayor.

Minho suspiró con pesadez. Su padre bajó del trono y caminó hasta él, luego una sonrisa se formó en su rostro. El menor lo miró con recelo.

— ¿Tiene algo que decirme?

— Todos tus primeros dieciocho años luché contigo, sólo por querer incrementar tus poderes y hacerlos más fuertes, y todo por la orden de un rey de otro planeta. Pero ahora que has vuelto, con todo ese entrenamiento, y habiendo cumplido tu destino, llegó el momento esperado. Te convertiras en rey, Minho. Y pretendo que con tus poderes puedas proteger a cada ser vivo de este reino, pero para algo tan complicado como eso, se necesita de una debida evaluación. — explicó el mayor, con esa nueva expresión suya. — El consejo real y yo estuvimos hablando. Dos de ellos ofrecieron a sus hijos para que te ayuden con esta tarea, y de esa forma se facilite para ti el estar aquí. Sin embargo, no se podría hacer nada si tú decides no cooperar.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔 Where stories live. Discover now