— Papá . . . Lo siento mucho, papá. ¿Está molesto conmigo? . . . Por favor, perdóneme. — murmuraba el pequeño Mark con tristeza, mientras observaba a su padre recostado en el sillón, con la cabeza echada hacia atrás por la sangre que había estado saliendo de su nariz minutos antes. — Debí hacerle caso . . . Yo debí ser un niño obediente. Me equivoqué.
El hombre aún se mantenía en silencio, con el rostro golpeado, al igual que varias partes de su cuerpo. Ambos habían vuelto del funeral del abuelo de Mark, en el cual habían estado sólo ellos dos, hasta que llegaron otros hechiceros.
— Padre . . . Yo quise usar ése hechizo, pero no me podía mover . . . — dijo entre lágrimas el menor de nueve años. — No quería que lo golpearan, lo siento mucho.
— Guarda silencio . . . Estoy cansado. Ve a tu habitación. — demandó el mayor con voz grave, sin siquiera mirarlo. Tenía a su hijo parado frente a él, llorando arrepentido por no haberle hecho caso cuando le pidió su ayuda, sin embargo, para Tuan ya era muy difícil tener que lidiar con los demás hechiceros, como para hablar con el pequeño. — Vete, Mark.
— A-Aún no entiendo . . . ¿Por qué le golpearon? — hizo caso omiso, y aunque le aterraba que su progenitor explote en rabia, realmente quería conocer la razón.
Tuan suspiró, tomó una mejor postura y miró a su hijo fijamente. Ya no le sangraba la nariz, pero la zona alrededor de sus ojos se había empezado a hinchar.
— Nuestra familia, Mark, siempre ha sido discriminada . . . Somos los marginados mágicos de éste maldito planeta y es hora de que lo sepas. Lo mejor es que no tengas hijos, es lo mismo que me dijo tu abuelo, pero no le hice caso y mírate . . . Estás sufriendo por culpa de nuestro apellido, así que tú sí sé obediente, será lo mejor. — le dijo sin anestesia, directo al punto, sin tener cuidado. — Ni siquiera pienses en aspirar a ser alguien importante o significativo . . . Es imposible. Tu abuelo y tu bisabuelo dejaron muchas deudas, y la razón por la que seguimos aquí es porque apoyamos a la causa que llevó a todos los hechiceros a la punta de la pirámide jerárquica. Es una idiotez, pero estamos vivos, así que nunca cuestiones lo que decidan hacer los de alto rango.
— Pero papá-
— ¿Te diste cuenta de que siempre hacen una ceremonia de conmemoración en nombre de algún hechicero fallecido? . . . Sólo estuvimos tú y yo en el velorio de tu abuelo, y lo mismo pasó en el funeral, y habría terminado todo de forma tranquila si no fuera porque esos hechiceros llegaron a exigir su dinero . . . "El viejo se libró de todas sus deudas, qué fácil" fue lo que dijeron, ¿no es así? Y luego me golpearon porque no tenía con qué pagarles . . . Habría sido de gran ayuda si mi hijo me hubiera ayudado al menos un poco. — mencionó cabizbajo, cansado y consternado con todo lo que estaba pasando.
— Papá . . . Lo siento-
— Estaremos bien si me obedeces a partir de ahora, Mark-
— ¿Por qué mejor no demostramos que no somos como nos pintan? Podemos ser mejores . . . Podemos limpiar nuestro apellido-
— ¡¡Mark Tuan!! ¡¡Hazme caso al menos una vez!! ¡¡UNA MALDITA VEZ!!
— No, papá . . . No puedo hacerle caso . . . Los Tuan creamos esa imagen de marginados porque nunca fuimos como los demás, no nos limitamos a estándares . . . Nuestra ambición nos hundió porque no supimos usarla . . . Pero ahora estoy yo, Mark Tuan, el actual rey de hechiceros. — susurró con confianza, mientras observaba el oscuro firmamento con una sonrisa de satisfacción. — Crearé un mundo mejor, en donde reine la justicia, la igualdad y la paz. El apellido Tuan permanecerá vivo por siempre.
YOU ARE READING
S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔
Fanfiction«Renunciar a ser niños, renunciar a ser príncipes, y afrontar ser reyes a los veinte años no era fácil; y mucho menos si aún no resolvían sus problemas amorosos, ni protegían al mundo con sus poderes. La última y definitiva batalla se acercaba más r...
