.•°|XIV. Regreso|°•.7

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Reino Hwang

Sabía que estaba prohibido, y aquello hacía que le fascinara más hacerlo, además de que no podía dejar de correr por la emoción en cuanto vio a sus padres sonrientes, con los brazos extendidos al final del pasillo.

— ¡Mamá! ¡Papá! — exclamó con una gran sonrisa.

Tal vez él era el más emocionado de volverse a reencontrar con su familia. Se moría por contarle todo lo que había pasado con mayor detalle a su hermana Yeji, era una de sus mayores motivaciones a seguir corriendo.

En cuanto los abrazó aspiró su aroma y se sintió relajado. La nostalgia había acabado. Se vio llorando cuando su madre acarició su mejilla con cariño, aún así no dejaba su felicidad de lado.

— Tu cabello está mucho más largo. Puedo llamar a un estilista para que arregle eso por ti. — mencionó su madre con suavidad, a lo que el menor negó.

— Está bien, me gusta como se ve. — admitió mientras secaba sus lágrimas.

— Tu madre no te preguntó, ella simplemente te estaba avisando. — manifestó su padre, pero Hyunjin no supo si estaba bromeando o no.

— Será para mañana entonces. — dijo su madre, lo cual lo dejó más confundido.

Sus padres ingresaron a la oficina real del palacio. El menor borró todo tipo de pensamiento e inmediatamente entró sin más. Al instante fue atacado por su hermana Yuna, quien llenó sus mejillas de besos y lo abrazó fuertemente.

— Hey, hey, controlate. — habló divertido, mientras ambos reían.

— Ay, idiota, ¿sabes cuánto te extrañé? — murmuró por la bajo.

— Yuna, ya hemos hablado de ese tipo de lenguaje. No es apropiado para una princesa. — anunció la madre, y el rostro de su hermana padeció.

— Lo siento mucho, alteza. — manifestó la menor mientras se alejaba del peli negro.

Hyunjin fruncio el entrecejo por lo dura que había sido su madre. La familia se encontraba entre cuatro paredes, y siempre les habían permitido expresarse de la forma que quieran cuando estaban solos, por lo que le pareció raro.

— Hermano, bienvenido. — habló Lia con una pequeña sonrisa de labios, mientras se acercaba a abrazarlo. Él, por supuesto, correspondió al corto abrazo.

Nunca había llegado a complementar con Lia. Desde pequeños las cosas con su hermana no habían ido bien, y él deseaba cambiar aquello, porque la quería demasiado, pero ella nunca daba señal de querer volverse más cercana a él. Era como si no quisiera que ninguno de sus hermanos se enteren de lo que piensa o siente. Siempre se mantenía alejada, a comparación de Yeji, Yuna y él. Sin embargo, ahora lo entendía, ya que había conocido a alguien como ella.

— No lo mal entiendan, me siento feliz de volver a casa, y de verlos, pero . . . ¿mi hermana Yeji? ¿Dónde está? — interrogó con extrañeza el recién llegado.

Pues, que su mamá sea más estricta, podía entenderlo, que no lo dejen ser, también lo entendía, pero que su hermana Yeji no esté ahí para recibirlo era demasiado extraño. Algo no andaba bien con su familia, la familia que él había dejado hace más de un año.

— ¿Alguien me dirá dónde está? — cuestionó con mayor seriedad, mientras miraba a todos de soslayo, buscando una respuesta con su mirada.

— Ella está ocupada. — respondió su padre con simpleza.

— ¿Tan ocupada que no puede venir a saludar a su querido hermano que ha vuelto después de más de un año? — nuevamente silencio. — Imposible. — dictó, para luego dirigirse a la salida, dispuesto a buscarla.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔 Where stories live. Discover now