.•°|LVI. Indagar|°•.

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Siempre creyó que era bueno adaptándose a las cosas.

Cuando fue creciendo entendió con facilidad que no era como los demás niños, y que debía aprender a adaptarse a distintas situaciones de su vida, pero confundir a los vivos con los muertos era una cosa totalmente distinta de la que quería escapar.

Chan se encontraba con un desconocido, y luego éste desaparecía en la nada cuando ya habían iniciado una conversación de lo más normal. No podía acostumbrarse a ver distintas personas en su habitación, al irse al domir y al despertar; todos querían ayuda, y Bang no tenía tiempo para ayudar a los muertos.

— Hablo en serio. — dijo irritado. — Prácticamente volví a estar encerrado en este castillo hasta mi coronación como rey, por lo tanto, no puedo ayudarte.

— El cielo sabe cuánto he rogado porque el futuro rey desarrolle su poder del tercer ojo y pueda verme tanto a mí como a las almas tristes que rondan aún entre los vivos, y-

Pero Chan no pudo terminar de escucharlo, puesto que el hombre había desaparecido de un segundo a otro. Suspiró mientras secaba su sudor con una pequeña toalla y se dirigió a su habitación con pasos serenos, ya que estaba totalmente cansado después de haber practicado tanto con su nuevo maestro de defensa personal.

En cuanto estuvo a unos metros de su habitación, escuchó los pasos apresurados de una persona corriendo en el pasillo en dirección a él. Chan se giró a verlo y sonrió por inercia ante el gesto del joven.

— Majestad, disculpe si lo asusté. — indicó el mayor un poco avergonzado. — Es un honor por fin conocer al futuro rey.

— Ah, claro, es un gusto también. ¿Eres nuevo? — interrogó cordialmente.

— ¿Qué? . . . ¿Hice algo mal? ¿Fuera de lugar? — cuestionó alarmado. — Disculpe mi falta de experiencia, alteza.

— No te preocupes, no pasa nada. Sólo dime tu nombre-

— ¡DoWoon! — exclamó el muchacho entusiasmado. — Soy un nuevo trabajador del palacio; vengo de la parte sur del reino, y mi padre es el secretario real.

— Oh, entonces, ¿tú serás mi secretario cuando sea rey?

— Exacto, majestad. Es por eso que estoy comenzando a trabajar aquí para familiarizarme con el lugar. — explicó con una pequeña sonrisa. — Vine a presentarme y traerle éste paquete que llegó exclusivamente para usted de parte anónima.

El menor observó la pequeña caja que llevaba su futuro secretario en manos. No era tan pequeña como para que lleve una joya dentro, pero tampoco tan grande como para una guitarra. Parecía más bien, una caja de zapatos.

— ¿Qué es?

— Mi primera tarea es asegurarme de que no sea nada peligroso para usted, pero también tengo prohibido abrir la correspondencia real. — informó Dowoon.

Chan tomó el cuchilla que Do le había ofrecido y abrió la caja sin tanto esfuerzo. Dentro de ella había un cuchillo bastante singular, pero notablemente peligroso. Demasiado refinado como para ser de cocina, y muy pequeño para ser espada.

— Es una daga. — murmuró mientras llevaba una de sus manos hasta ella. — Con una empuñadura bastante sofisticada.

— ¿Quién pudo haberla enviado? — interrogó en voz alta el mayor frente a él. — ¿La usará?

— Es una buena arma . . . Además, estaba a punto de mandar a hacer una para mí. — comentó contento. — Y creo que sé quién me la envió.

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S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora