«Renunciar a ser niños, renunciar a ser príncipes, y afrontar ser reyes a los veinte años no era fácil; y mucho menos si aún no resolvían sus problemas amorosos, ni protegían al mundo con sus poderes. La última y definitiva batalla se acercaba más r...
El siguiente reino que quería visitar era el del príncipe Han Jisung, puesto que aparte de Chan, era uno de los que debía emplear mucho de su control mental para utilizar sus poderes. Así que quería ayudarlo también, pero entonces, después de despedirse del príncipe Bang, y encontrarse en medio de su salida del reino, se encontró con dos personas que no pensaba ver en unas semanas más, pero que allí se encontraban, con una expresión en sus rostros que indicaba que su viaje había llegado a su final.
— Venimos con órdenes reales, Mark. — manifestó Youngjae con seriedad.
— Debes ayudarnos a encontrar a los fugitivos. — anunció Jennie a su lado. — Namjoon y Jackson deben estar en uno de los ocho reinos restantes.
Mark suspiró apenas perceptible y no le quedó más opción que asentir, intentando no crear desconfianza en los contrarios.
— Podemos ir de mayor a menor. El que sigue es el reino Kim. — indicó con tranquilidad, para luego seguir caminando, dándose cuenta que sus amigos no venían solos, ya que otras personas vestidas de negro comenzaron a seguirlos.
Mark deseaba con cada célula de su ser no estar cerca de Namjoon ni de Jackson, porque estaba seguro que no les esperaba indulgencia.
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SooBin había conocido a YeonJun en la escuela. Cuando él tenía tan solo trece y el mayor catorce. YeonJun era casi del mismo estatus social que él, por lo que no tardaron en hacerse amigos cercanos. Para Soobin, Yeonjun era el alumno que más resaltaba en la escuela, aquel que todos admiraban por su gran seguridad y de quien todos querían ser sus amigos. Simplemente brillaba, y Soobin era feliz con sólo admirarlo, por lo que verlo tendido en esa cama, enfermo y débil después del ataque atroz del príncipe Changbin, siendo la segunda vez que le hacía daño cuando él estaba tan cerca, lo hacía sentir impotente e inútil, como si nunca podría protegerlo de nadie. Sentía como si todo lo que había vivido junto a Yeonjun se desvanecia en la nada cuando él estaba bien, pero la persona que quería luchaba por estarlo.
Soobin se levantó de la silla en donde había estado acompañando a Yeonjun todo ese tiempo, y sin siquiera dedicarle una mirada a Jiwon, se retiró de la habitación con pasos firmes, con una sola idea en su cabeza: Hacer algo por Yeonjun.
Lo que no sabía SooBin era que encontraría a Changbin en compañía de alguien más que él desconocía, pero que parecía ser un lejano amigo del príncipe.
— Yo sé que Woojin va a superarlo. — había comentado Seo en medio de su conversación. — Debo admitir que entre los nueve, él era uno de los que mejor control tenía.
— Está decidido a ser mejor que su padre. — manifestó el mayor con cierto orgullo.
— Ojalá para mí fuese tan fácil decirlo. — dijo Chang con pena. — Aquí todos hacen lo posible para que tenga en claro que jamás llegaré siquiera a ser igual que mi padre.