S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔

.•°|LVIII. Sangre|°•.

Sólo continuó caminando por el pasillo, manteniendo su vista puesta al frente mientras sus brazos eran sujetados por quienes alguna vez fueron sus amigos, o al menos eso deseaba creer.

Que Jennie y Youngjae estén obedeciendo órdenes de alguien que no era el rey podría ser considerado como traición, ¿verdad?. Y aunque no lo fuera, Namjoon los odiaba por haberle dado la espalda al rey SeokJin, el cual probablemente seguía encerrado en esa prisión encantada creada por Jungkook, el niño que Jin adoptó pese a que él mismo le había dicho que era una mala idea.

"Eso te pasa por no hacerme caso."

Aún así, SeokJin no le hacía caso a nadie, y era por eso que Namjoon no lo abandonaría nunca, aunque la consecuencia sea también ser privado de su propia libertad.

Las rejas de la celda fueron cerradas en cuanto él ingresó. Miró sus muñecas un poco rojas, debido al forcejeo que había hecho cuando se las pusieron. Se volteó a mirar a Jennie y Youngjae; quería transmitirles toda la decepción y odio que sentía hacia ellos con sólo una mirada.

— No nos veas así, Nam. — habló Youngjae con naturalidad. — Conocías la verdad, que el verdadero heredero al trono estaba vivo, y aún así apoyaste a SeokJin.

— Él es un verdadero rey. En cambio Jinyoung, es alguien que ni siquiera su padre quería, porque no tenía potencial, y que además escapó como un cobarde; no merecía el trono; nuestro reino se hubiera ido a la deriva con él al mando. Ustedes lo saben muy bien.

— No hablamos de Jinyoung. — manifestó Jae con seriedad. — Lo digo por Jungkook, su hijo.

— ¿Qué?

— Jungkook es un gran hechicero, lo demostró siendo discípulo, y estoy segura de que será un gran rey. — comentó Jennie con convicción.

— Él iba a ser rey después de SeokJin, ustedes lo saben, así que-

— ¡Entiende algo, Namjoon! — exclamó Jennie con exasperación. — SeokJin no sólo nos mintió a nosotros, le mintió a todo el reino, a todas las personas que pensaron que él era la única opción.

— Haznos el favor de quitarte la venda de los ojos, y date cuenta por primera vez que SeokJin no es tan lindo por dentro, como lo es por fuera. — murmuró Youngjae por último, para luego irse del lugar. Jennie le dio una última mirada con cierta lástima, y después se fue.

Namjoon sabía que SeokJin no era una ángel, y también sabía que no era perfecto, pero por alguna razón sentía que debía ayudarlo, porque lo amaba, y porque su rey lo necesitaba.

— Reino Kim y reino Seo. — habló una voz al otro lado de la pared que lo separaba de otra celda.

— ¿Qué? . . . ¿Jackson? — interrogó algo emocionado, pero también preocupado.

— Sí, soy tu vecino Jackson. — respondió el menor con diversión, lo cual era muy extraño al estar en una situación así. — ¿Tú cuántos reinos?

— Ah, pues, reino Seung y reino Hwang. — contestó, recordando de repente el momento en donde estuvo a punto de llegar al reino Yang, pero lo encontraron y ahora estaba allí, encerrado.

— Entonces es un empate. — dijo Jackson como si hubiese sido una competencia. — No debes preocuparte por los príncipes, ya que ellos han pasado por muchos momentos difíciles que los han vuelto fuertes. Así que ellos lo lograrán.

Namjoon asintió, aún sabiendo que el menor no lo podía ver, pero siendo consciente de que Jackson, la única persona que se había quedado a su lado todo ese tiempo, tenía razón.