S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔

.•°•.|CXXI. Sin opción|.•°•.

Ahora la prioridad del equipo era despertar a Minho.

Inmediatamente Jisung se dirigió a Yugyeom, siendo perseguido por los demás, a excepción de Woojin y Chaeryeong, que se quedaron al lado de Lee.

Han se puso de cuclillas frente al hechicero, el cual estaba sentado, con su espalda apoyada en la pared. Su cuerpo estaba envuelto por hielo, por lo que lo único que podría mover era su cabeza. Se sintió algo cohibido en cuanto el resto del equipo de reyes lo rodeó. Lo único que pudo mirar fueron los ojos del muchacho que tenía al frente. Lo conocía, por supuesto. Él era uno de los que le había tocado para crear su sueño. Ahora estaban en una situación diferente, ya que no estaban solos.

— Dime cómo despertar a Minho. — demandó, pero parecía que el mayor no abriría la boca. Aquello lo enojó. — Te juro que si muere, te mataré.

— No sé. No sé cómo despertarlo. — murmuró  con seriedad.

— ¡No mientas! — exclamó el menor exaltado. — ¡Sé que estás mintiendo!

— ¡La magia oscura no se puede revertir! . . . Normalmente no tiene cura. — dijo entonces el mayor al notar su desesperación.

— ¿Normalmente? Éste no es un caso normal, ¿no es así? — intervino Seungmin en la conversación.

— No se puede usar magia para curar magia oscura. Es ridículo. — logró hablar más alto el hechicero. Todos podían notar el esfuerzo con el que lo hacía. Se veía débil, y hasta cierto grado, pálido.

— ¡Dime cómo despertar a Minho! — ordenó el rubio frente suyo con furia. — ¡Dímelo ahora o-

— O, ¿qué? . . . ¿Qué harás, Han Jisung?

Esa expresión altanera y pretenciosa, mas ese tono de voz desafiante lo sacó de sus casillas. Algo dentro de él se llenó de ira e impotencia.

Siempre sintiendo que era el más débil de los nueve. Siempre buscando la protección de los demás. Siempre ignorando su propio potencial. Todo eso acumulado lo sintió, y explotó de un segundo a otro.

Frente a un Yugyeom que fruncía el ceño desconcertado por lo que veía, los ojos de Jisung se comenzaron a tornar amarillos. Claro que no era natural, y el hechicero lo supo. Supo que era parte de su don . . . De su poder interior saliendo a la luz con fuerza, como nunca antes, y con voluntad.

Han se acercó a su rostro, lo tomó por los hombros, y con una mirada escalofriante que jamás creyó ver en él, le susurró:

— Te haré revivir una y otra y otra vez tu mayor pesadilla. Volverás a sentir en carne propia el dolor desgarrador de tus peores recuerdos como si fuera la primera vez. Vivirás de nuevo todo lo que te convirtió en lo que eres ahora. Eso pasará . . .

Y tras eso, Yugyeom entró en una especie de trance, en donde sus ojos también se volvieron amarillos, y aunque por fuera no parecía ser tan grave, dentro de su cabeza se creó todo un caos.

Había vuelto a ser el pequeño niño que admiraba a su hermano mayor por sobre todas las personas. Se podía ver a sí mismo yendo a dormir en medio de sus padres. Por un momento se dejó embriagar por la felicidad que había sentido en ese entonces, en esa época, donde todo era mucho más fácil. Podía sentirlo como si estuviera ahí, y como si todo lo que había vivido hasta ese momento hubiera sido tan sólo una pesadilla de aquella noche, y que ahora estando en los brazos de su madre, sentía que todo estaría bien, para siempre.