.•°•.|LXXXVII. Verde|.•°•.

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Abrió los ojos en cuanto escuchó los toques en la puerta de la habitación que Chan le había brindado. Inmediatamente se levantó a atender a quien sabía que era uno de sus amigos, puesto que nadie más en el aquel palacio tendría motivos para hablar con él.

— Jeongin. — dijo sorprendido.

— ¿Puedo pasar? — cuestionó y entonces Seungmin le dio paso para que se adentrara, cerrando la puerta tras él.

— ¿Pasó algo? — interrogó Min con preocupación.

— No realmente. — respondió el menor con simpleza, mientras se dirigía a la cama. — Sólo quise venir a pasar el rato contigo.

Seungmin asintió extrañado, sin embargo, se sentó a su lado. Nuevamente continuó pensando en lo que había pasado aquella mañana y en la conversación que habían tenido en la mesa.

— ¿Qué crees que signifique que cada uno tenga un color? — preguntó de repente Yang. Seung se encogió de hombros, dando a entender que no estaba seguro.

— Supongo que nuestras esencias deben ser distintas para que de esa forma se puedan complementar. — manifestó sin convicción. — Aunque sigo pensando que debe haber una razón por la cual somos exactamente nueve. No siete o diez, sino nueve.

— Bueno, lo mejor será que dejemos de darle vueltas.

— Sí. Ya es tarde, ya debemos dormir. — indicó el mayor mientras se levantaba.

— Mañana debemos ir al reino Kim, ¿no es así? — preguntó el menor sin energía.

— Así es. Chaeryeong ya vio su color y también el lugar. Ahí está la siguiente parte del hechizo para poder conseguir el libro mágico. — manifestó con un tono de voz cansado.

Ambos se quedaron en silencio, tan sólo mirándose fijamente. Seungmin esperaba que el menor se despida y pueda por fin dormir, pero Jeongin no parecía tener intención de moverse.

— ¿Estás bien? — le preguntó entonces el peli marrón.

— No lo malinterpretes, Min. Yo sólo . . . en éste preciso momento quise ver lo que Hyunjin vio en ti. — confesó sin dejar de mirarlo.

— ¿Qué?

— ¿Puedo dormir ésta noche contigo? — soltó sin más, mientras se acomodaba poco a poco en la cama. Seungmin quedó perplejo.

— Ah, ¿qué?

Conocía a Jeongin. Tendía a ser algo juguetón y le encantaba poner incómoda a la gente. De por sí era un cierto encanto, pero Seungmin lo sentía como un reto.

— Bueno, no veo por qué no. — manifestó entonces, fingiendo estar totalmente de acuerdo.

Y estando parado se quitó los zapatos. Subió a su cama despacio y gateó hasta él, mientras el cuerpo del menor retrocedía arrastrándose entre las sábanas. El mayor se movía con total seriedad y una confianza que dejó al menor anonadado.

No era divertido cuando te seguían el juego.

— Espera, espera, espera. — murmuró Yang cuando el rostro del mayor estaba demasiado cerca y estaba prácticamente encima de él. — Está bien, creo que ya lo vi.

— ¿Qué cosa?

— Lo que vio Hyunjin en ti.

— Y, ¿qué es?

— Es-

Pero entonces los pasos de alguien más en la habitación resonaron. Ambos voltearon a ver al recién llegado que mantenía su boca levemente abierta y una expresión de total incredulidad.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔 Where stories live. Discover now