.•°•.|CLI. El comienzo . . .|.•°•.

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Eran dos hermanos, pero sólo el menor había nacido con la suerte de poseer el poder estrella.

Rosé se preguntaba: ¿Por qué? ¿Por qué sólo él? ¿Qué lo hacía especial? ¿Por qué era su destino?

Aceptó con una pequeña sonrisa de gratitud la taza de té caliente que le brindó MoonBin, y lo observó sentarse en el sillón de al frente, quedando al lado de su hermano, quien no le había quitado los ojos de encima desde que había entrado. Sabía que ellos dos eran diferentes. Uno totalmente desconfiado y analítico, y el otro totalmente ingenuo y entregado.

— ¿Viven solos? — interrogó entonces para acabar con el silencio.

— Bueno-

— ¿De dónde dices que vienes? — interrumpió MyungJun rápidamente. Rosé tomó un sorbo y luego lo miró fijo.

— ¿Conoces la calle Dokkaebi? — cuestionó, dejando pensativo al mayor, el cual negó. — Está bien. No es tan conocido, pero . . . mi madre murió ahí, así que . . . debía irme lo más pronto posible. No me hacía bien quedarme en ése lugar.

— Nosotros también tenemos planeado irnos. — comentó de repente MoonBin. Su hermano le disparó con la mirada y a Rosé aquello la tomó desprevenida. — Bueno, recién lo hablamos hoy, así que . . . aún no sabemos cuándo será.

— ¿Por qué razón y a dónde? — preguntó ella totalmente interesada.

— Es que-

— No te incumbe y es muy lejos. — interrumpió otra vez MyungJun, mirándola con recelo. Moon suspiró y sonrió incómodo.

Tras unos segundos de puro silencio, Bin dijo:

— Ya es muy tarde. ¿Por qué no te quedas a dormir ésta noche? Es peligroso que andes por ahí a éstas horas.

Rosé abrió levemente su boca con la intención de hablar, pero . . .

— ¿De dónde sacaste esa capa? — cuestionó Myung siendo lo suficientemente hostil como para volver el ambiente incómodo otra vez. —  ¿La robaste acaso? No queremos tener problemas. Sólo los nobles tienen acceso a usarla-

— Es falsa. — interrumpió ésta vez ella.

— Tu cabello es rojo-

— También es falso. — lo cortó con frialdad. Él no estaba haciendo las cosas fáciles para ninguno. — Me lo pinté hace poco. Pronto volverá a la normalidad.

En ése momento se arrepentía por no haber usado un hechizo para ocultarlo, pero se sintió aliviada cuando MoonBin le pidió a su hermano que conversaran, dejándola sola en la sala de aquella casa.

Rosé se paseó por el lugar con libertad. Observó detalladamente cada adorno y cada cuadro colgado, hasta dar con una repisa llena de libros viejos. En especial uno llamó su atención y no pudo evitar tocarlo, tomarlo y querer abrirlo, sin embargo, no pudo ser posible. Frunció el ceño confundida, y entonces una voz la asustó.

— Extraño, ¿no? — dijo Moon, a lo que la bruja lo miró sobresaltada. — Disculpa, no sabía que estabas tan concentrada.

Ella bajó la mirada apenada. La había encontrado con las manos en la masa.

— No quise ser entrometida . . . Lo siento. — y tras decir ello le extendió el libro blanco. — ¿Qué dijiste que es extraño?

MoonBin sonrió, aceptó el volúmen y se acercó a ella, para después abrir el libro con facilidad, estando parado a su lado.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔 Where stories live. Discover now