Capítulo 36

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Verduras silvestres

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Salía humo de la casa de Shen Dashan, y pronto se extendió el aroma de la comida. Todas las casas del pueblo no están lejos unas de otras, por lo que todos pueden oler lo que se está cocinando.

Los pueblerinos que vivían cerca olfatearon profundamente, y pensaron: ¡La familia de Shen Dashan está comiendo carne!

El aroma salado de las semillas de chile tostadas, envueltas en un olor especiado, salía de una gran olla de hierro, haciendo que todos a su alrededor se ahogaran y tosieran.

— Cof, cof, pequeño Shen ge'er, esto es demasiado asfixiante, ¿cómo puedes soportarlo? — preguntó Lan Fan cuando vio a Shen Ruo sofriendo como de costumbre, con las lágrimas acumulándose en las comisuras de sus ojos.

Shen Ruo también se sentía ahogado, pero se contuvo y dijo:

— Intento no prestarle atención. Deberías salir y lavarte la nariz, con eso estarás bien.

Lan Fan se estaba ahogando, así que inmediatamente salió de la cocina.

El agua que se utilizaba en la casa, se recogía del gran pozo del pueblo, y una gran urna de barro llena de agua estaba afuera de la cocina, donde podía verse a simple vista. Encima había una jícara y un cucharón, lo que fue una nueva experiencia para Lan Fan, a quien las criadas y sirvientes de su casa siempre le habían llevado el agua para que se limpiara.

La gran urna de barro está cubierta con una tapa de madera, que se levanta con una mano y se recoge el agua con un cucharón en la otra mano.

El agua sacada del pozo estaba fría, y no se había calentado ni siquiera después de un día en la urna de barro. Unos cuantos lavados aliviaron rápidamente el ardor de sus fosas nasales, pero no se atrevió a adentrarse más en la cocina.

La comida de Shen Ruo olía deliciosa, y después de pasear por la tarde con una gran cesta de peras, tenía hambre.

Ahora que tenía el estómago vacío, descubrió que su cuerpo era mucho más liviano.

Antes, cuando estaba en la ciudad imperial, no tenía que dar muchos pasos al día, y cuando salía, iba en carruaje, una vez que regresaba a casa, lo atendían sus criadas y sirvientes, por lo que no tenía que hacer la mayor parte del trabajo, así que ahora se sentía muy cansado. Después de dar un paseo por las montañas, era evidente que estaba agotado físicamente, pero sentía como si toda la frustración contenida en su corazón se hubiera limpiado con la brisa fresca.

Se le hacía mucho más cómodo.

A los pueblerinos les gusta comer algunos tentempiés en sus tiempos libros, y Shen Ruo solía secar un tamiz de bambú con camotes secos, pero la familia no los consumió lo bastante rápido, así que cuando llegó Lan Fan, quedaban la mitad de ellos, Lan Fan tenía hambre, entonces fue a buscar unos cuantos para masticarlos.

Los camotes secos de Shen Ruo son especialmente deliciosos, no muy secos ni duros, tampoco son húmedos en las zonas más gruesas, son masticables y dulces, por lo que no puedes evitar querer comerlos.

Er Gou vio que su tío Lan estaba comienzo camotes, y corrió hacia él con sus cortas piernas, ladeando la cabeza con una mirada curiosa.

— Tío Lan, ¿ qué está comiendo...?

Lan Fan levantó al niño y le dio de comer los camotes suaves y secos.

— Er Gou, ¿están deliciosos los camotes secos que tu tío menor ha sacado al sol?

CDGDZQYZZ [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora