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Capítulo 141

Quiere correr el riesgo en su lugar

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Dentro de la habitación, Yingmei se despertó con un gruñido de dolor y, cuando vio a su esposo con el bebé en brazos, se echó a llorar de felicidad.

Aunque le dolía el cuerpo, su corazón estaba feliz.

Miró a su bebé, aunque estaba arrugado, pensó en el momento que era el niño más hermoso del mundo, un tesoro producto del amor de ella y su esposo.

— ¿Todavía duele? — El esposo de Yingmei tenía los ojos enrojecidos, ya sabía cómo había salido el bebé y que su esposa había recibido una cortada en el cuerpo.

Yingmei lloró y sacudió la cabeza, no temía al dolor por el bien del bebé, pero su corazón ya estaba lleno de agujeros. Como suelen decir, sólo en el parto, sabes cómo te trata la gente que te rodea.

En ese momento, ella sostuvo al niño sobre su costado, se acostó lentamente, y con lágrimas en los ojos, miró al hombro con expresión firme.

— Esposo, ¿me eliges a mí y al niño, o a tu madre?

......

Los honorarios de una partera en Chusui no son altos, y la mayoría de las parteras son contratadas por la gente del pueblo para asistir en el parto, y la mayoría de ellas no necesitan recibir un salario, porque les es suficiente quedarse en las casas unos días y tener una comida. Después, si el bebé nace con éxito, recibirán una paga por la feliz ocasión.

Esta es la principal fuente de ingresos.

El pueblo Hetang es más rico que el pueblo Shen, los suegros discutieron el asunto y le dieron a Li Shantao media tira de monedas de cobre, como regalo de agradecimiento.

En comparación con otros lugares, ya es mucho.

Pero en el pueblo Hetang, este dinero es miserable, si una familia da a luz a un niño grande y gordo, el dinero que suelen dar es mínimo sesenta y seis u ochenta y ocho, para tener un buen augurio, pero ahora le dieron cincuenta monedas de cobre.

Li Shantao no se preocupa por esto, en el pasado, ella se encargaba de todos los partos en el pueblo Shen, y no siempre recibía dinero, así que está cantidad no es poca, a veces recibía treinta monedas y unas cincuenta monedas ya significaba mucho.

Después de recibir las monedas de cobre, dio las gracias, pero su corazón todavía estaba adolorido, miró la puerta de la habitación y suspiró suavemente.

No podían importarle menos los asuntos de los demás, así que retiró la mirada y levantó la pierna para salir.

Shen Ruo y Gu Yun ya estaban esperando afuera.

El doctor Liu iba a volver a la ciudad, Shen Ruo pensó que tenía que seguir con su viaje, ocupa ir a su nuevo puesto y decorarlo un poco, obviamente, Gu Yun quiso ir con él.

Además, aún no habían pasado a comprar las cosas por las que vinieron al pueblo Hetang.

Cuando los cuatro se subieron al vagón de bueyes, Shen Ruo lo condujo en dirección a la carnicería Xu.

— Madre, ¿qué te pasa? Tienes la frente tan fruncida que podrías pellizcar un mosquito hasta la muerte.

Gu Yun estaba conduciendo, Shen Ruo tenía las manos vacías y extendió su mano para suavizar los pliegues de la frente de su madre.