Capítulo 5: Admirable

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Por cada fiesta hay una chica especialmente bonita. Una chica de la que es casi imposible apartar la mirada. Para Nicko en esa fiesta no la había, no hasta que dio con ella.

El delgado joven estaba entre los tantísimos invitados de aquella fiesta y había concurrido casi obligado. Su madre, la médica más importante de todo Porren, estaba invitada y, por no dejarle ir sola, él había tomado la decisión de acompañarle. Pues claro que la mujer no necesitó que su hijo insistiera mucho y de inmediato le ordenó vestirse para la gran noche. Un traje oscuro que tenía preparado hace semanas y constituía una de las razones por las que Nicko hubiera preferido quedarse en casa.

El aburrimiento era la segunda razón. Muchos pasaban junto a su mesa para saludar a su madre y, por lo tanto, también a él. Los adultos que le conocían comentaban algo sobre qué tanto había crecido en el último tiempo y, casi de inmediato, entablaban conversación con la médica y comenzaban a ignorar a su hijo por completo. Los jóvenes que pasaban por su lado y le reconocían podían: 1) Burlarse de él y su traje de noche. 2) Mirarle con desprecio y guardar las burlas para el día siguiente, cuando se encontrarán en el colegio y pudieran expresar su desagrado de forma más abierta. Esto constituía la tercera razón para no ir a esa tonta fiesta.

Tardó mucho en encontrar un punto positivo en la situación. Necesitó que la reina Marizan de Noctis entrase en la habitación y, desfilando tras ella los príncipes de todos los reinos.

Nicko se sorprendió por cuan jóvenes eran y, especialmente, por cuan normales lucían. Sin ostentosos trajes ni actitudes de falsa superioridad. Eran solo chicos normales que se encontraban en una situación nueva que les ponía nerviosos.

Por costumbre la primera persona que se nombraría sería el príncipe o princesa del Sol, cuando esto no fue así un murmullo creció en la habitación. Nicko se echó hacia atrás en la silla cuando Marizan presentó una tal Cindie, princesa de Noctis.

Al chico le daba igual su nombre y también el de todos los que le siguieron. Todos, excepto el último de ellos. Nombre perteneciente a esa chica, esa que hay en todas las fiestas de la que es imposible apartar la mirada.

Victoria se transformó en la primera y única razón por la que se alegraba de no estar en su casa.

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Victoria podía sentirse nerviosa porque la reina de Noctis dijese su nombre ante toda aquella gente. Desde su lugar, la rubia podía sentir mil y un ojos puestos en ella. Observaba la amplísima sala mientras deseaba por favor que su rostro no estuviera rojo como un tomate.

Efectivamente: Victoria estaba nerviosa y con buenas razones para ello. Pero no estaba más nerviosa que la mismísima reina Marizan. La gran reina Jansea había prometido que traería a la princesa Carmín a tiempo para la fiesta y, de momento, eso no sucedía. Marizan sabía que la organización de la fiesta era su responsabilidad y que, por cualquier cosa mala que pudiera suceder, la reina Serna la culparía.

Realizar aquella presentación sin la princesa del más importante de los reinos era algo que Serna no perdonaría, pero para Marizan el tiempo corría, Carmín no aparecía y una multitud esperaba. La reina de Noctis tomo la apresurada decisión de presentar a Victoria, explicar su situación y dar tiempo a Carmín para llegar.

El anonadado público, ante la disparatada historia que presenciaba, una humana como protectora del reino Sol y la gema de la vida de Jansea en su cuello, apenas pensó en aplaudir.

Carmín no apareció ni aparecería en el resto de la noche pues el fantasma de la reina Jansea no había previsto el desgaste que causaría ese día a sus reservas de energía y, aunque odiaba faltar a su palabra, no podría ir a por la princesa si no podía salir de su gema.

IncontrolableWhere stories live. Discover now