Capítulo 30: Gritar antes de escuchar

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Hacía ya varios minutos desde que Marizan había tomado la decisión de no participar de la conversación. No valía la pena.

Se hallaba sentada en uno de los grandes sillones de la sala principal del castillo de Vitae. En realidad así habían comenzado todos los reyes, tranquilamente sentados, pero con el pasar de la discusión habían acabado de pie, confrontándose entre ellos.

Marizan nunca había logrado entender esa necesidad de gritar antes de escuchar. ¿Por qué a los reyes les costaba tanto admitir que estaban equivocados?

―¡Prolico envenenó todo un bosque!― reclamaba el rey de Vitae― ¡Y aún tiene a mi hija!

Él tenía tendencia a la tranquilidad, a participar de las conversaciones cuando era vitalmente necesario, pero justo esa tarde nadie tenía derecho a reclamarle por su furia. Habían sucedido muchas cosas en poco tiempo.

―Victoria liberó ese bosque del hechizo. Los príncipes consiguieron la cura para la princesa Lucía.― la reina de Aer intentaba imponer la calma sin muchos resultados.

―Todos sentimos lo que sucedió, vimos la luz en el cielo― aseguraba la reina de Aqua, quizá sin gritar pero manteniendo en todo momento un desagradable tono de superioridad― No es por apoyar a Serna pero fue una descarga de poder demasiado intensa. Da igual si Jansea actúa o no a través de esa niña, no deja de ser humana, su cuerpo no debería poder soportar ese tipo de magia. Hay algo extraño en ella y todos podemos verlo.

―¡Victoria salvó ese lugar!― comenzaba el rey de Terra― Da igual cómo, si Jansea la escogió fue porque vio algo en ella. Creo que viene siendo momento de hablar de lo que nos trajo aquí. Prolico entró a ese bosque buscando algo, una planta, ¿Cuál era su nombre, Nor?

―El bosque me dijo que tan solo se llevó una hierba Relco.― explicó él, intentando calmar su tono de voz― Hasta donde sé... sus propiedades mágicas son muy pobres. En algunos sitios de mi reino las usan para curar pequeñas heridas cutáneas pero no es muy efectiva y existen otras mucho mejores. Tiene unas lindas flores moradas pero no hace mucho que digamos.

―Hablamos de un hombre que abandonó a su pueblo por una asesina maniática― rió el rey de Ignis― Podemos suponer que no es muy listo. Pasar todos estos años solo en Nox seguro lo hizo enloquecer. Ahora anda por Porren robando flores.

―¡Él tiene a mi hija!― reclamó Serna con desprecio― ¡Es mucho más que un loco! Es mi hermano y es un enemigo peligroso que debemos detener.

―También tiene a mi hija― musitó el rey de Vitae, y sus palabras resultaron ahogadas, como si estuviese por echar a llorar.

―Todos conocemos a Prolico. Crecimos juntos, siempre fue el más listo de nuestro grupo.― el rey de Aer habló en un tono suave y tranquilo. Era tan orgulloso como el resto y si bien le costó admitirlo era lo suficientemente consiente para saber que no mentía― Logró infiltrarse en el castillo de Noctis la noche de la fiesta y utilizó a Lucía para robar la torre del conocimiento. Hasta ahora él está siendo más listo que nosotros y es obvio que planea algo.

Quizá Marizan era muy pequeña cuando Prolico aún era parte de la realeza del Sol, quizá entonces no había llegado a conocerle lo suficiente para saber si era listo o no, pero estaba demostrando que podía solo contra todos los reyes. Planeaba algo, Marizan estaba segura pero aun así optó por mantenerse callada.

La joven reina de Noctis movió la mirada por la habitación hasta detenerla sobre la pequeña mesa donde descansaban las bebidas calientes que había preparado y ningún rey había probado. Junto a su taza había un libro que la reina de Aqua había traído desde su castillo: la única copia existente del libro que Prolico había robado de la Torre del conocimiento.

IncontrolableWhere stories live. Discover now