Capítulo 12: El orgullo de la realeza

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Hay cosas demasiado magníficas para describirlas, pero ya que: Voy a intentarlo.
Visualiza un gran castillo lleno de altas torres y balcones, rodeado de verde y cubierto de cristal. El castillo se ubica muy alto, trepa una montaña como si fuera parte de ella. En uno de los últimos pisos una puerta conduce a un largo puente enteramente hecho de cristal.
Imagina estar allí, mirar hacia abajo y no ver más que una mortal caída, mirar hacia arriba y sólo ver el cielo, mirar hacia los lados y ver la enorme extensión verde del Reino Vitae.
Mariano avanzaba por allí muy despacio, trancando el camino a las personas de atrás. Llevaba una mano rígida y fuertemente sujeta al brazo de su mejor amiga, se negaba a abrir los ojos y poco le faltaba para comenzar a temblar de miedo.
-Casi llegamos- informó Victoria con voz suave intentando calmarlo- Faltan sólo algunos metros.
-¿No es irónico que el príncipe de Aer tenga miedo a las alturas?- rió Cindie con sorna- Es como si un pez temiera al agua o una humana pudiera hacer magia.
Victoria se negó incluso a mirarla con enfado. Desde que tenía memoria Cindie siempre había estado ahí para recalcarle cada uno de sus defectos, era esa persona que se encargaba a tiempo completo de hacerla sentir inferior. Victoria en general se molestaba, o en los peores días se entristecía. Esa tarde optó por pasarlo por alto. No necesitaba la ayuda de nadie para sentirse menos y tenía mejores cosas en que pensar para preocuparse por ella.
-No temo a las alturas- dijo Mariano pero la verdad era que estaba demasiado asustado para sonar convencido- Temo a la posibilidad de caer y morir hecho puré.

La habitación al final del puente permitió al chico respirar pero solo un poco. Tener algo firme, solido y opaco bajo los pies brindaba un gran alivio a pesar de que las cuatro paredes del cuarto estaban hechas de cristal.

Cuando los siete chicos entraron los reyes ya se hallaban ahí, ubicados en una hilera de sillas contra una de las paredes como si fueran a observar un gran espectáculo. Marizan indicó a los chicos hacia donde debían dirigirse, quien empezaría y de que se trataría el desafío. Era solo una serie de ejercicios simples que el grupo ya había practicado, por lo que los nervios en general eran bajos. La sonrisa de la reina de Noctis ayudó mucho: Una mueca cariñosa, esperanzadora y de fuerza.

Los chicos fueron pasando de uno en uno al centro de la habitación de cristal. Sin dificultades siguieron cada mandato expresado por la reina de Aqua y cumplieron con sus desafíos.

La primera fue Cindie, a quien sobraba confianza y sobresalió por su talento magistral para llevar tan poco tiempo de práctica. Siguió Mariano quien, apenas fue capaz de recuperarse del mareo causado por la altura pudo hacer una hábil demostración de las habilidades propias de la realeza de Aer: Controlar el aire y las ráfagas de viento, cosa que además le permitía moverse con gran velocidad y precisión y lanzar con una puntería casi imposible. Lucia estaba nerviosa pero no por no saber que debía hacer, en general se ponía nerviosa antes de cada prueba, consideraba no haber estudiado lo suficiente y luego, tal y como sucedió en este caso, acababa con la más alta calificación. Su poder, como princesa de Vitae, aumentaba al encontrarse en su propio reino. Ella destacó haciendo crecer y florecer las plantas ubicadas en masetas en las esquinas de la habitación.

El grupo fue pasando, Carlos, con sus habilidades para controlar el suelo bajo sus pies, Clara, quien no se quemaba cuando las llamas nacían en sus manos, Susan, con su perfecto control sobre el agua y el hielo.

El turno de Victoria fue el último. Cuando le tocó ubicarse en el centro de la habitación intentó mostrarse tranquila pero una de sus manos estaba transformada en un puño pues si la destensaba temía que la vieran temblar.

Los reyes clavaron en ella la mirada. Todos y cada uno con sus facciones perfectas, ropas formales y auras de poder. Marizan y Tray le sonrieron con confianza pero eso no ayudó demasiado.

La mirada de la reina de Aqua era la peor, fríos y desgarradores ojos grises que la tachaban como inferior a cada segundo. Victoria solo se alegró de que la reina del Sol no se hallase allí. Casi podía imaginar su sonrisa al verla fallar. Serna disfrutaría a lo grande al saber que su madre se equivocó al confiar en una humana...

Y sé equivocaba...

Porque Victoria no podía...

Efectúo un nuevo y fallido intento ante la vista de todos.

-Tú puedes Vick...- sin ser por ese comentario todo permanecía en silencio, aguardando por ella. Lo intentó una vez más. Falló de nuevo.

Iba a decir que no podía cuando alguien irrumpió.

-¡Con que aquí estaban todos!- la voz de la reina del Sol era molesta por no decir furiosa, histérica por no decir desesperada- Los he estado buscando. Sucedió algo imprevisto. Tenemos que actuar ahora.

Victoria se volvió a la reina, pues se hallaba de espaldas a la puerta.

-¿Sigues aquí, humana?- gruñó la reina, pero a diferencia del tono burlón de Cindie las palabras de Serna solo trasmitían odio- Yo misma me encargaré de ti, solo has aparecido para causar destrucción. Si mi hija está herida por tu culpa...

-¡Serna!- exclamó con autoridad el rey de Aer para callarla- Entró aquí diciendo que estaba sucediendo algo importante y teníamos que hacer algo. ¿Acaso ese problema tan terrible era la presencia de una humana en este castillo?

-Ella es la causante del problema, si. Ella está aquí en lugar de mi hija, por ella mi pequeña Carmín estaba sola en la Tierra y a disposición de cualquier tonto capaz de rastrearla. Mi hermano llegó a ella. Prolico la trajo a Porren.

-¿La princesa está en manos de Prolico?- de inmediato la reina de Aqua se acercó a Serna- ¿Dónde está? ¿Has podido rastrearla?

-En Nox- explica Serna- La energía de la isla interfiere con mi visión. No soy completamente capaz de sentirla. Prolico está muy débil por el viaje. Se negará a pelear.

-Es una misión perfecta para nuestros estudiantes recién aprobados- Sugiere la reina de Ignis- Están muy avanzados en sus entrenamientos, son hábiles y tienen un aura baja que pasará desapercibida en Nox. Creo que es un buen momento para aplicar lo aprendido.

La reina de Ignis no tenía la misma fría mirada que la de Aqua, sino unos ojos rojos e intensos que reflejaban gran bravura. Parecía el tipo de mujer que ganaría una guerra sin importar cuantas personas debían ser sacrificadas en el proceso.

-Son solo niños. – interfirió Marizan- Apenas comienzan con esto. Enviarlos a Nox en su primera misión es demasiado...

-¡Claro que es demasiado!- exclama Serna- ¡No pondré la vida de mi hija en manos de...!

-¡Estás descalificando la habilidad de mi hija!- gritó la reina de Ignis- ¡¿Crees acaso que el equipo de protectores es inútil sin tu preciada Carmín?! Hemos comprobado su poder. Tienen el potencial suficiente. Clara por sobre todos.

-¡¿Qué hay de mi hijo?!- se entrometió el rey de Terra- ¿Nadie ha visto su desempeño? Ya está listo para su primera gran victoria en nombre de nuestro reino.

-Esto se hará- confirma la reina de Aer- Los príncipes rescatarán a Carmín.

Era una decisión tomada. Nadie planeaba preguntar a los chicos su opinión al respecto. No porque no importara sino por como se veía a los príncipes en Porren. Ellos no eran niños: Eran héroes. Un héroe no niega una aventura o siente miedo cuando hay alguien en peligro. Por el orgullo y bienestar de todos ellos debían ser valientes pero, al no ser criados en su mundo natal, no pudieron evitar sentir miedo.

Con todo y magia eran humanos de crianza. Adoraban vivir, temían a la muerte y al dolor.  

Faltaron a la clase donde les enseñaban la facultad de entregarte por tu gente. Pero esa sería una lección que aprenderían tarde o temprano

IncontrolableOnde histórias criam vida. Descubra agora