Capítulo 85: Polvo

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Lucía y Susan se enfocaban en analizar su sección de la biblioteca. No hablaban. Había un ambiente casi tenso entre las dos, algo extraño, nacido de ese hueco que generan las palabras que deben ser dichas.

—¿Crees que hicimos bien... al dejarla sola con él? —cuestionó al final la princesa de Vitae—. Me refiero... aún no sabemos cómo puede reaccionar si sucede cualquier cosa que la perturbe. Podría... ya sabes, volver a explotar.

—Llegado este punto no sé en quién confío menos —admitió la otra—. Adoro a Vick, eres consciente de eso. Pero si siento algo de... no lo sé, incertidumbre.

Ambas se detuvieron en seco al vislumbrar algo a pocos metros. Aquella zona de la biblioteca desembocaba en un recoveco pequeño, delimitado por paredes de libreros. Era un lugar perfecto para sentarse a leer. Silencioso y vacío. Con un grupo de mesas y sillas acomodadas con cuidado.

El lugar no tenía absolutamente nada para resultar desagradable. Excepto, quizá, por el pequeño florero colocado sobre una de las mesas.

Susan se acercó primero. Algo incrédula. Observó la flor con cuidado. Era muy blanca, de pétalos en extremo suaves. No daba señal alguna de estar por marchitarse y el agua en la que descansaba estaba perfectamente cristalina.

Aquella era la primer cosa viva con la que se cruzaban.

—No significa nada —dijo Susan restándole importancia— ¿No es así? Quizá las flores aquí viven miles de años. No significa que alguien la haya traído.

Lucía lo consideró un momento. El rey de Vitae le había hablado mucho sobre flores exóticas, más jamás mencionó una capaz de tal hazaña.

—Sus, ¿te has fijado en que no hay una sola partícula de polvo? ¿Arañas en los techos? Nada. Es casi como si alguien mantuviera el lugar impecable...

—Es imposible. Nadie podría vivir aquí abajo. Nada podría...

IncontrolableWhere stories live. Discover now