Capítulo 76: Nada

50 6 2
                                    

Marizan se apresuró a limpiar las lágrimas en sus mejillas tan pronto escuchó los pasos.
El palacio de Noctis, con sus altos techos abovedados y sus inmensas salas totalmente vacías, tenía como única ventaja el eco. Los pasos apresurados de los príncipes reverberaron por las paredes, alterando el perfecto silencio que reinaba día a día.

Tuvo varios minutos para adelantarse a la llegada del equipo de protectores y aun así no encontró forma de librar su rostro de las marcas del dolor.

Mariano fue el primero en atravesar el umbral de la puerta. Había llegado allí corriendo, su respiración lo delataba. Marizan no necesitó indagar demasiado para confirmar sus sospechas de que todo había resultado terriblemente mal.

Procuró no quebrarse más. Juro que lo intentó. En su cabeza resonaron las palabras que Serna le decía cuando era una niña, en sus lecciones de liderazgo. Debía ser fuerte, decidida, imperturbable, alguien a quien todos pudiesen acudir. Su propio intento de darse ánimo falló rotundamente. La reina del sol le entrenaba cuando "era una niña", ella no estaba totalmente segura de haber dejado de serlo, no lo suficiente.

—Victoria desapareció —dijo el príncipe de Aer, con toda la contundencia que pudo—. La historia es larga pero pensamos que quizá si puede usted rastrear la energía de la gema que lleva, de la antigua reina Jansea...

—Perdí totalmente el contacto con Jansea hace varias horas —sentenció Marizan, su voz, por un momento, en lugar de sonar quebrada o dolida fue casi lúgubre, falta de esperanza—. No puedo sentirla... Es casi como si Porren la haya absorbido totalmente o... esté muerta. Nuestra reina... el espíritu más poderoso que existe, la que nos protege siempre, no está. ¡No hay ni rastros de ella! Mucho menos de Victoria. Esa niña... Nunca debí... —su tono tembló al entender lo que estaba por decir "dejarla vivir"—.

Mariano frunció el ceño y la reina de Noctis se detuvo en seco, guardando total silencio.

—No puedo rastrear a Victoria —repitió Marizan, casi con recelo—. Ninguno de nosotros puede.

—Tiene que haber una forma —gruñó Lucía— Ella podría estar muriendo ahora. Envía a los guardias del palacio, que recorran todo Porren si es necesario. Nosotros lo haremos también. Vick nos necesita...

—¡No entienden nada! —exclamó la reina. El grito ahogado escapó de sus labios sin que ella se lo proponga y fue tal el dolor que le causó que sus próximas palabras fueron apenas audibles—. Los reyes no saben que Vick estaba en Nox, mucho menos que ella abrió el pasaje que nos conecta con la Tierra. Tenía la esperanza de que pudiéramos acabar con todo esto solos... he ocultado mucho a sus majestades, suficiente información para que me condenen a muerte... Estaba convencida de que eso era lo correcto, pensé que cuidar de Victoria haría que por fin las cosas cambien. Mas... nunca había estado tan aterrada en la vida y no puedo tolerar más cargando sola con este secreto...

» Todos deben de sospecharlo a este punto pero se los diré con toda la claridad que pueda. La historia detrás es larga pero los hechos son muy simples: Victoria es una mestiza del cielo. En resumen, un espíritu con un poder inmenso, destructivo e inestable. Una bomba de destrucción masiva. La heredera más cercana a la maldición de Amars, la mujer que casi destrozó todo Porren hace quince años.

» No puedo seguir intentando suavizar esto. Su amiga es peligrosa y tan pronto los reyes sepan lo que ocultan sus ojos... van a matarla para asegurarse de que la historia no se repita.

Hubo un silencio. Largo. Frío. De pronto todos fueron conscientes del gran eco del castillo de Noctis en el más mínimo de sus movimientos.

Cindie avanzó apenas un paso. Abrió la boca y volvió a cerrarla. La reina Vinia le había advertido todo aquello y aun así... era una verdad difícil de procesar. Era algo tan obvio, tenía tantos datos para concluir aquello...

Al final la que habló fue Susan. Sus primeras palabras en voz alta desde que había salido a toda velocidad de las profundidades de la tierra.

—Bien —dijo sin más— Los reyes no van a ayudarnos. Estamos solos. ¡Vaya novedad! Ellos jamás han estado aquí para nosotros. No los necesitamos. No tienen que saber nada. Busquemos a Vick y cuando esté a salvo con nosotros pensaremos como seguir. Si realmente hay algo mal en ella, si es tan terrible como dicen lo arreglaremos juntos. No la abandonaremos.

Marizan se mordió su propio labio un momento. Apretó los ojos para contener las lágrimas. Le inspiraba el valor de Susan y el de todos, su gran intención de ayudar. Adoraba el amor que ese grupo se tenía entre sí. Lo fuertes que se estaban volviendo...

Mas...

No podía seguir eludiendo sus responsabilidades para con el reino de Noctis.

—Lo siento, chicos. Aguardaré 24 horas. Si para entonces no encontraron a Vick o... a su cuerpo... hablaré con los reyes. Ellos la buscarán, la matarán si aún le queda algo vivo y si no... no dejarán nada de ella. Nada que pueda dañar a nuestro querido Porren. 

IncontrolableWhere stories live. Discover now