Capítulo 72: Vulnerable

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Aquel retorcido lugar en las entrañas de la tierra generaba en el equipo una presión espantosa, a un punto en el que incluso respirar parecía varias veces más difícil. De todo eso, en una situación como la suya, dolía demasiado el sentirse vulnerable. Se estaban enfrentando a un monstruo cruel escondido en un bello rostro y no tenían cómo defenderse.

Victoria, aún con el cuchillo de Susan en su cuello, los miraba y sonreía, como esperando el momento para atacar.

No tuvo tiempo.

Nadie tuvo tiempo de nada.

De la nada el suelo comenzó a temblar con violencia. Susan se fue hacia los lados, perdió el equilibrio y sólo fue consciente del mundo a sus pies cuando ya estaba en el suelo.

Había aterrizado con brusquedad, apenas logrando amortiguar parte del golpe. Tuvo un momento de confusión en el que no atinó a más que aferrarse al suelo, que no paraba de moverse, y respirar profundo para controlar su pánico. Entrecerró los ojos involuntariamente, y se cubrió la cabeza con las manos. Pequeñas rocas comenzaban a desprenderse del techo de la cueva y caían sobre ella, lastimando sus manos.

El lugar se vendría abajo sobre ellos si aquello continuaba y nunca lograrían salir...

El temblor desapareció casi tan rápido como había aparecido. Dejando en todos una sensación de mareo e inestabilidad, junto con muchos ojos inyectados en miedo.

Cruzaron miradas entre todos. El grupo entero se hallaba en el suelo, con la respiración entrecortada y una leve capa de tierra sobre su rostro. Nadie entendía lo que había pasado, mas, poco a poco, comenzaron a ser conscientes de las secuelas del temblor.

Ese cuchillo que Susan solía tener en su mano había avanzado varios metros por el suelo. Se hallaba junto a una de las paredes de la cueva y... estaba sucio de sangre.

Eso fue lo primero que la princesa de Aqua pudo ver. El rojo oscuro de la sangre, opacando el brillo plateado de la hoja. Sus ojos se movieron algunos metros casi de forma inconsciente. Alguna parte de su ser ya sabía lo que había sucedido, pero estaba dispuesta a convencerse de que no podía ser real.

Entonces lo vio, justo a su lado: El cuerpo inmóvil de su mejor amiga.

Victoria había aterrizado hecha un pequeño ovillo. Lucía pálida y lánguida como un cadáver. Más tranquila que nunca...

Se había golpeado la cabeza al caer. Prueba de ello era la marca hinchada y enrrojecida sobre su frente. Pero resultaba inevitable pensar que pudo perder la conciencia mucho antes de eso. Esa sangre en el cuchillo de Susan era la misma que fluía por sus venas. La misma que manchaba el suelo y escurría a borbotones de su cuello. 

IncontrolableWhere stories live. Discover now