Capítulo 80: Intuitivo

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Nicko había llegado a su casa al medio día, luego de que Marizan le agradeciera toda su ayuda y le prometiera que le mantendría al tanto de la situación de Victoria. La reina estaba turbia y confundida, pero Nicko confiaba en su buen corazón. Quería creer que escondería todo a los reyes y cuidaría de la humana un tiempo más.
Su madre le esperaba con un almuerzo humeante y caliente, mas, luego de quitarse el abrigo y saludarla con cariño, se dirigió de inmediato a su habitación. Si era tan intuitivo como se creía, sabía lo que encontraría tras esa puerta.
Prolico parecía distraído, husmeaba entre las cosas de Nicko como un niño pequeño, analizando sus adornos y arrojando su desorden al suelo. Conservaba en sus gestos la elegancia de la realeza, lo cual era sorprendente tras sus años de destierro.
—Sospecho que aún vive —dijo el antiguo rey— o vería tus ojos tan apagados como los míos.
—Está en el castillo. Sana y a salvo.
—No sé cual de ambas cosas me suena más incoherente. Moría la última vez que la vi y el último lugar donde alguien como ella estaría seguro es el castillo. ¿Qué pasó exactamente?
—No estoy seguro. Nadie lo está. Todo lo que ella dijo fue que despertó en una especie de playa en la madrugada y que la luz de la luna la guió al castillo. La herida no estaba en cuanto abrió los ojos, se sintió apenas adormecida, como en trance, y caminó sin detenerse por los bosques de Noctis como si supiera perfectamente a dónde ir. Marizan no lo entiende y Victoria no aporta mucha información que digamos. ¿Cómo es posible, Prolico? ¿Su poder le da algún tipo de capacidad regenerativa o qué?
—No —pronunció él, a su vez que mucha información buscaba orden en su cabeza— No puede regenerarse. Tampoco entiendo cómo es posible, mas... ¿Dijiste la luz de la luna? La luna... es misterioso.
—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver la luna?
—No lo sé. Estoy tan confundido como cualquiera. Los mestizos del cielo siempre han sido un misterio para todos nosotros. Quizá por eso asustan tanto. Mueven fuerzas que siquiera conocemos. Siempre sentí que Amars estaba conectada con el mismo flujo del universo. Puede que el caos que causó fuese justo el necesario para que todo permaneciera en equilibrio.
Nicko no pronunció palabra alguna, sabía distinguir con claridad cuando no le convenía. Era difícil excusar la masacre de la guerra con extraños discursos sobre equilibrio y flujo de universo. El fohis jamás admitiría cuanto quería a Victoria pero creía estar seguro de que no le perdonaría una guerra.
—La luna es la mayor representación del poder de Noctis. —afirmó Prolico de repente, casi para sí mismo— Es curioso que Victoria asegure que su luz la guió. Significa que algo en la fuerza de ese reino la quiere a salvo. Mi querido fohis, ¿Sabes cual es la mayor fuerza que Noctis ha visto nacer bajo su luna?
Él mantuvo un momento de silencio antes de hablar, se aseguró de entender todo lo que sus palabras implicaban.
—Amars —dijo, procurando que su voz no temblara al paladear ese nombre —Eso significa... que ella la ayudó. ¿Amars curó su herida?
—Lo que queda de ella, los restos de su espíritu. Creo que es posible, pero extremadamente curioso. Victoria tiene al alma de mi madre resguardándola y si Amars logró acceder a ella Jansea debió permitírselo.
Nicko no acababa de entender las implicaciones de esa frase, así como la mayoría de las que Prolico solía decir. No le agradaba la idea de que la persona que causó la peor masacre que Porren vivió jamás pudiera persistir en la luz de la luna, mucho menos que estuviera siguiendo a Victoria pero... aún menos le agradaba la idea de la humana desangrándose sola en una playa...
No sabía si debía sentirse agradecido o enojado, preocupado o aliviado. Por suerte, desde que trabajaba para Prolico, había dejado de sentir casi todo.

IncontrolableWhere stories live. Discover now