Capítulo 28: La hierba de la ventisca

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-Siempre me arrepiento de mi falta de orden en asuntos de vital importancia- el rey de Vitae cargaba consigo un libro tan grande que apenas podía sostenerlo en brazos. Cuando cayó sobre la pequeña mesa de café lo hizo con tal estrépito que el grupo pensó que la superficie no lograría soportar el peso.

Las extrañas ilustraciones y símbolos que el libro contenía juntaron a los príncipes como moscas a la miel. Mezclado con la preocupación, había un interés latente en todos, querían saber qué cosas estaban ocultas allí dentro.

Carlos se había mostrado enfadado cuando la reina Marizan convocó a una reunión de emergencia. No tenía ánimos para ninguna extraña aventura o aburrida fiesta. Fue lo primero que dijo al aparecer en Vitae y, como no podía ser de otra forma, ganó una mirada rabiosa por parte de Susan. Luego, tras ponerse al tanto de todo lo sucedido, pensó que esa mirada había sido muy poco comparada con lo que merecía.

Victoria había notado el arrepentimiento en los ojos del chico. Incluso había visto el dolor reflejado en el brillo de su mirada. Muy dentro del recubrimiento de piedra estaba tan preocupado como todo el resto.

-¿Lo ha encontrado?- cuestionó él al rey. Por un instante todos se volvieron a mirarle. Jamás le habían visto tan interesado en un libro en toda su vida- ¿Allí se encuentra el antídoto?

-En teoría- respondió Tray pensativo- Lo que hay aquí es la información suficiente para que logre preparar un antídoto. Estuve investigando pero... no será fácil. Hay magia oscura ejerciendo su poder sobre Luci, algo mucho más poderoso que el veneno de ese freir. Tengo mucho mal que contrarrestar. Pienso en una solución de jugo Snowbat para aclarar su mente y... - los ojos del rey se volvieron al libro. Dejando de lado todo lo que había estado leyendo, comenzó a pasar las hojas con velocidad hasta detenerse en una de las últimas páginas. Allí había tan solo una antigua imagen descolorida de una hermosa planta. -Necesitamos esto. Machacada y mezclada con el jugo deshará los efectos paralizadores del veneno.

Cindie fue la primera en examinar a detalle la imagen. Debió hacer a un lado a Victoria y deslizar el libro hacia sí para poder ver la planta de cerca. A simple vista no parecía tener nada impresionante, pudo ser incluso la maleza de un jardín. Tenía hojas grandes, de un tono verde intenso y unos pequeños ramos de diminutas flores blancas.

-¿Dónde crece esta cosa?- cuestionó en tono de líder-.

-Es el problema. Es una hierba de ventisca. Crecen solo en una zona de Vitae y son extremadamente difíciles de encontrar.

-¿Por qué me da la sensación de que esa zona donde crece la planta tampoco será un tranquilo lugar para una caminata?- reclamó Susan- ¿Usted qué cree, señor? ¿Tenemos mala suerte o simplemente este mundo no es apto para turistas?

-Pues...- Susan había hecho la pregunta de forma irónica pero el rey la pensó seriamente- Creo que han tenido mala suerte. La hierba de ventisca crece en los bosques húmedos de las montañas este. Es un sitio hermoso y si, también es peligroso. Si les alivia saberlo: Allí nunca habrá nada tan malo como lo que pudieron enfrentar en Nox. Serían muy desgraciados si se toparan con alguna criatura, además, muy pocas cosas escapan de las reglas aquí. Incluso en las aldeas de Skinos son leales al rey. Jamás les harán daño e incluso si lo desearan... ustedes son demasiado poderosos. Los he visto entrenar. Sé que pueden con esto pero... supongo que entendería si no quieren correr el riesgo.

-Iremos - aseguró Victoria sin meditarlo ni una vez- Lo haremos. Luci nos necesita.

-Sabes que apreciamos mucho tu entusiasmo, Vicky- comentó Cindie con sarcasmo- Pero...

-Pero nada- le reclamó Susan de inmediato- Iremos. Si acaso tú no quieres acompañarnos, créeme que me haría extremadamente feliz.

-Excelente. Me convenciste. ¡Iremos!

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