Capítulo 14: Mala idea

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La embarcación atracó por si sola en la orilla de la isla Nox. La puerta a un lado se abrió y una escalera de madera se desplegó hasta la arena. Arena. Creo que esa palabra está de más aquí. La isla está rodeada por una playa en esa zona pero la "arena" resulta algo similar a la ceniza. Delgadísimas y suaves motas de ceniza gris que ensucian los zapatos de todos apenas ponen un pie sobre ella.

Susan se impresiona lo suficiente por el suelo bajo sus pies para agacharse a recoger un puñado. De inmediato una ráfaga de aire frío la hizo volar de sus dedos, llevándola a algún sitio desconocido.

Carlos no le dio importancia al suelo sino que dio algunos pasos hacia adelante, donde acababa la playa se alzaba el verdadero peligro de Nox: Un bosque de arboles casi muertos de hojas color rojo. Los arboles cubrían la poca luz de sol que se filtraba a través de las nubes, dando como resultado un bosque oscuro y sombrío, lleno de posibles Fantasmas-Monstruo-Demonios.

-¿Cómo me metí en este lío?- cuestionó el chico con la mirada clavada en el desolador paisaje- Abandonado en una isla embrujada con un montón de niños: Gran forma de morir.

-¿Niños?- reclamó Lucia-.

-Soy el mayor aquí- le recordó Carlos.- Creo que debería estar a cargo.

-Yo estoy a cargo- rió Cindie, como si el comentario del chico fuese poco más que un mal chiste- Tengo el mapa y Marizan me explicó como leerlo. Soy quien sabe a dónde ir y por ende: Lideraré.

-¿Qué tan difícil puede ser?- Susan quitó a Cindie el mapa de un tirón- Veamos... estamos por aquí: en la playa de la arena de demonios de fuego. Y debemos llegar aquí, a las montañas del último suspiro. ¡¿Quién nombra estos lugares?!

-Alguien con una imaginación muy retorcida- respondió Victoria.

-Alguien que posiblemente vio demasiadas películas de miedo- completó Mariano.

-Es cierto- gruñó Cindie mientras se hacía de nuevo con su mapa- Estoy atrapada en una isla embrujada con un montón de niños, máximo cinco años de edad mental en promedio.

El grupo rió a pesar de que esa no era la intención de Cindie. Ella quería burlar y no bromear por lo que se molestó incluso más al fallar su objetivo. Los ojos azul intenso de la chica mostraron una mueca de frustración mientras miraba el mapa y daba un paso al frente.

-Los que estén dispuestos a cooperar conmigo síganme. Los que no pueden quedarse descansando sobre la arena de demonios de fuego, espero que desde aquí no puedan causar problemas.

Sin consultar a nadie Cindie comenzó a caminar hacia el bosque envenenado. No sé volvió a ver si alguien la seguía. Casi prefería ir sola, sin nadie que pueda arruinarlo todo. Clara es la única que le sigue sin meditarlo en absoluto, el resto se lo piensa primero.

-Cualquier cosa en ese bosque seguro será más divertida que sentarme sobre restos de demonios por dos horas.- relexionó Carlos y de inmediato corrió para alcanzar a Cindie.

Victoria se volvió a sus amigos, intentando descifrar qué los mantenía quietos en sus lugares.

-La montaña del último suspiro- recalcó Lucia como si fuese una obviedad muy grande- ¡¿Por qué querría ir a un sitio con ese nombre?!

-¿Por qué querría ir a cualquier lugar con la perra de Cindie?- apoyó Susan- No la seguiría ni aunque este fuese el reino de los caramelos y el helado.

-Somos un equipo- pronunció Victoria dudando- No tengo idea como llegamos a esto pero ya que estamos aquí... Debemos permanecer juntos y enfrentar lo que haya en ese bosque. Escucharon a la reina Marizan, por tradición los príncipes aquí hacen estas cosas en su período de entrenamiento. Eso significa que tendremos que seguirlo haciendo por mucho tiempo más, muchas misiones peligrosas todos juntos. Si no podemos trabajar como equipo...

-No somos un equipo- gruñó la princesa de Aqua- Y tampoco somos príncipes. Somos un montón de adolescentes que no tienen idea que hacen pisando restos de demonios de fuego. Probablemente a Cindie le escupa fuego un dragón, no quiero el mismo resultado para nosotros.

-No hay dragones en Nox- interfiere Mariano- No es peligroso... Escucharon a la reina. 

Casi temblando de los nervios Lucia se dejó caer en la ceniza, dando la espalda al bosque. Cruzó los brazos sobre el cuerpo y puso cara de "de aquí no me mueve nadie".

-Por favor, chicas...- murmuró Victoria comenzando a notar que sus palabras eran en vano- Sus... ¿No quieres salvar a Cindie del dragón para poder presumir en su cara? Lucy... tu adoras conocer lugares nuevos...
Ninguna de la dos chicas reaccionó a sus palabras por lo que Victoria se vio obligada a aceptar que no lograría hacerles cambiar de opinión.
Se limitó a dar media y tomar apurada la decisión de correr tras Cindie. Mariano la siguió sin pensar y, al ver a sus dos amigos alejarse tanto Susan como Lucia alzaron la mirada de inmediato.

-Maldición- gruñó Susan antes de echar a correr para alcanzarlos. No planeaba abandonar a su rubia favorita en un bosque embrujado.

Lucia apenas emitió una exclamación de frustración ahogada antes de decidir seguirle. Consideraba peor quedarse sola con un montón de restos de demonios antes que enfrentar lo que existiera en el interior de ese bosque.

Los cuatro se unieron enseguida a Cindie, Clara y Carlos, quienes ya se hallaban al límite del bosque. De cerca los arboles eran incluso más altos, retorcidos y tristes. De cerca... si es que eso es posible, el interior del bosque era incluso más oscuro.

-Como odio cuando nos convences de hacer este tipo de cosas -dijo Susan mientras se dedicaba a observar con creciente pánico la enormidad del bosque.

Victoria no pudo evitar reír. Su amiga había usado la expresión "este tipo de cosas" como si fuese costumbre suya internarse en bosques oscuros. Victoria sabía que tenía cierta reputación con las malas ideas, convenció a Lucia de subir a la montaña rusa de su ciudad solo para que la chica acabara vomitando y convenció a Susan de saltar al lago del parque el cual resultó ser incluso más profundo y sucio de lo que aparentaba... convenció a sus amigas de acompañarla a una convención de libros a la que ninguna sabía llegar y... obviamente acabaron perdidas en el centro...

-Oye- la regañó Lucia- Esto no tiene gracia alguna, no te rías.

-Vamos, Lucy...- comentó la chica con dulzura- Incluso si nos come un dragón podremos decir que vimos un dragón antes de morir.

-No es divertido- volvió a quejarse la chica de rulos pero, al notar que tanto Victoria como Susan reían fue incapaz de mantenerse seria. Rió con ellas y eso, en parte, aflojó la tensión en su cuerpo cuando tomaron la decisión de entrar al bosque. 

IncontrolableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora