Capítulos 8: No tienes que temer

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El pánico del grupo de príncipes se trasmitió a Marizan y ella se lo trasmitió a los reyes. Había una chica humana que no conocía nada sobre Porren desaparecida y restos de magia negra en un castillo supuestamente protegido.

Tuvieron apenas tiempo para pensar que hacer. Nadie más en la fiesta llegó a enterarse. No dieron la voz de alerta pues esta se dio sola.

Quienes se hallaban dentro del castillo solo escucharon el retumbar lejano de una explosión. Quienes tuvieron la suerte de hallarse en una zona alta al oeste de Noctis pudieron apreciar el resto del espectáculo. Un rayo de luz dorado, tan brillante que iluminó la mitad de cielo nocturno apareció en el horizonte y se alzó hasta cortar las nubes. Duró allí solo un instante y los pocos que lo vieron afirmaron luego que provenía de una isla apenas visible en la lejanía: Nox.

Los reyes no necesitaron que nadie les explicara que fue lo que vieron pues ellos pudieron por si solos percibirlo. Una descarga de energía de esa magnitude era imposible de pasar por alto, dejaba tras de si un rastro fácil de seguir pues no se mezclaba en absoluto con otras fuerzas. Era una energía diferente a las que poblaban Porren pues era totalmente neutra.

El cuerpo de Victoria, deslomado en el suelo apenas vivo, resaltaba en el negro paisaje. Las montañas de puntiagudas rocas color plata y los bosques tan peligrosos como silenciosos, acababan a más de diez metros a la redonda. Ella descansaba en el centro de una planicie gris de piedra lisa. Había destruido todo lo que solía ocupar el lugar.

No se movía. No parecía siquiera respirar.

La destellaste gema amarilla en su cuello volvía a su antigua vida y cuando Victoria cerró los dedos en torno a ella en actitud protectora, Jansea concluyó que se lo debía. Lazos de energía pura nacieron en la gema, brotaron como plantas de una semilla y comenzaron a reptar como serpientes en torno al cuerpo de la chica.

Ella la sintió como cálidas llamas que no llegaban a quemar, sintió el placer de estar segura en casa junto a una cálida chimenea en el invierno. Algo en su pecho que estuvo apagado volvió a brillar y sus ojos se abrieron lentamente. Observó el cielo. Vio estrellas sobre su cabeza apesar de que el firmamento estaba cubierto de nubes. Supo que ese cielo no era su cielo, no era el cielo de la Tierra.

«Sabía que podías hacerlo» murmuró la reina dentro de su cabeza, remarcando una punzada de dolor.

Ella no sabía que había hecho exactamente, simplemente esperaba no tener que volver a hacerlo. Sus ojos se entrecerraron al recordar la sensación. Revivió el momento, perdiendo su contacto con la realidad. Recordó el dolor y recordó haber gritado. Luego vino la rabia, llenando su cuerpo entero. Sintió el estruendo enorme de la destrucción y sintió que también era destruida mientras se derrumbaba al suelo.

Al abrir los ojos nuevamente encontró algo que no solía estar. Sus amigos la abrazaban con fuerza, ella quiso hacerlo pero se sintió demasiado débil para ello. Se apoyó en sus amigos y se alegró de saber que todo volvía a estar bien.

Los reyes de Porren en tanto, presenciaban la devastadora escena buscándole una explicación. Muchos de ellos se habían enfrentado ya a la sensación de esa energía en el pasado y no les agradaba en absoluto revivir el recuerdo.

Serna avanzó hacia Victoria y sujetándola por la muñeca con más fuerza de la que parecía poseer, jaló su cuerpo hasta ponerla en pie y la apartó con brusquedad de sus amigos. Las miradas de todos los reyes se clavaron en ella.

-Oiga- reclamó Mariano intentando defender a su amiga- No puede hacer eso...

La reina Serna solo le miró una vez, una mirada llena de amenaza y reproche. Luego se volvió a Victoria.

-¿Qué sucedió aquí?¿Qué hiciste, maldito engendro extraterrestre?

-¡Serna, suelta!- Marizan se entrometió y sujetó a Victoria mientras la reina de Sol removía su brazo con brusquedad.- Es solo una niña.

-¿Solo una niña?- Serna soltó a la chica y ella hubiera caído si Marizan no la hubiera sujetado- Una niña no hace estallar 10km a la redonda solo con su presencia.

-Yo no hice esto- musitó Victoria abrazada a la reina de Noctis- ¿Cómo podría...?

-Es imposible que haya sido ella, Serna- el rey de Vitae, un hombre bajo y fortachón con un traje color verde oscuro de aspecto suave se adelantó a los otros- La energía aquí es... -respiró, como si absorbiera el olor del aire- fría y ella... creo que nunca había visto un alma tan pura. Puedo sentir la vida palpitar en sus cuerpo, es un ser protector por excelencia. Ella no hizo esto... Pero eso no responde nada... ¿Qué sucedió aquí?

-Prolico me trajo...- explicó Victoria y Marizan la sintió temblar de miedo- Pensó que yo era Carmín y quería... quería hablar sobre... Amars... Pero no sé que pasó. Le dije que no era ella y él... él...

-¿Te hizo daño?- Lucia y Susan se acercaron a ella y se les hizo un nudo en la garganta cuando la vieron llorar. -¿Vick...?

-No sé que pasó... Quiso hacer algo con el collar. No entiendo. Solo sé que fue... doloroso.

-Maldito estúpido.- Susan gruñó esas palabras por pura rabia sin considerar delante de quien se hallaba y consiguió que su madre biológica, la reina de Aqua, le dirigiera una mirada muy fea que ella no pareció notar- Lo mataré. Si se atrevió a lastimarte lo mataré.

Victoria movió a ambos lados la cabeza, intentando espantar los feos recuerdos. Respiró profundo y, sujetando en la mano la gema de Jansea, se puso en pie con total dignidad. Sentir en sus manos la calidez de la piedra le hizo creerse segura.

Cuando el extraño grupo se transportó de regreso al castillo de Noctis la chica se entristeció incluso más al ver que no quedaba ya nada de la fiesta y toda su gente, incluido Nicko. En una gran sala con muchas sillas tan elegantes como pequeños tronos, ella se sentó, esperando descansar pero antes de eso le aguardaba un largo y detallado interrogatorio sobre todo lo sucedido.

Ella lo dijo todo, relató cada segundo y al acabar lo único que deseó fue volver a casa.

Estar de regreso en su cama, en su lejano planeta Tierra, le resultó una sensación extraña entre las tantas que vivió ese primer día en Porren. Se obligó a creer en lo desconocido demasiado rápido y acabó por olvidar lo conocido. Pero eso no le impidió dormir esa noche.

Al hallarse sola se sentó sobre su cama y consideró la posibilidad de que todo pudiera ser un sueño. Luego, como un instinto, llevó una mano al collar en su cuello, sintió su vida y se obligó a aceptarlo todo.

-¿Cómo puedo aceptar esto si no lo entiendo?- murmuró muy bajo para no despertar a sus padres quienes dormían en la habitación contigua- ¿Qué pasó hoy? ¿Qué significó... todo eso?

«Me lo preguntas a mi- Jansea habló en su cabeza- Vick tienes que saber que yo no existo, y no interferiré en tu vida. No tengo las respuestas. Tendrás que buscarlas tu. Lo que pasó hoy, lo que nos salvó a ambas, fuiste tu. Los reyes creen que fue un choque entre mi energía y la de Prolico y de momento dejaremos que crean eso. Tu tienes que saber que ese poder es tuyo y yo te ayudé a controlarlo. Salvaste mi vida. Y jamás dejaré de estarte agradecida. Sé que tendrás preguntas y todo llegará en su momento pero mientras tanto solo debes saber que estoy aquí para ti, para cuidarte. No tienes que temer. Puedes dormir tranquila»

IncontrolableWhere stories live. Discover now