Capítulo 9: Haré lo que sea

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El cuadro de Amars había sido destruido tras la brutal explosión. Como todo lo que se encontraba cerca acabó reducido a ceniza y polvo. Prolico logró huir por pura suerte pues conocía la energía neutra que nació en su contacto con la gema de su madres.
-¿Cómo puede ser?- murmuró el hombre quien avazaba despacio, con paso de fantasma y los ojos clavados en un imagen de su difunta princesa. En la imagen ella tenía unos 17 años, por entonces Prolico ya comenzaba a notar los primeros cambios, los primeros momentos de violenta inestabilidad. E incluso así los ojos y la sonrisa de Amars brillaban llenos de luz. Prolico observó a la chica detenidamente y como siempre ella no respondió a su pregunta.
-¿Esa humana realmente pudo...? Mi madre estaba muriendo, no debió poder realizar una descarga así de poder pero... la chica... Es algo inesperado en nuestros planes, cariño, pero si llega a ser cierto... un poder así encerrado en un humano podría resultar algo realmente útil o realmente peligroso. Debemos mantenerla vigilada.
>> Esa pequeña humana... ¿Qué hacía en Porren?¿Qué hacía en el Castillo de Noctis? Apareció en el momento justo y conveniente para arruinar todos mis planes. Victoria... ese era su nombre según recuerdo. Y a todo esto Carmín, mi adorada sobrina, sigue desaparecida en algún lugar de la Tierra. Mi hermana la abandonó allí... necesita a alguien que la rescate. ¿Qué crees, querida? ¿Será una buena aliada?
Prolico mantenía la mirada en los destellantes ojos azules pintados en el cuadro. Recordaba haberlos visto en persona miles de veces antes, hacia ya mucho tiempo pero aún recordaba como eran al detalle. El encargado de llevar esa imagen al papel no había sabido expresar en su pintura todo lo que se sentía al mirarla a los ojos. El dibujo estaba plagada de errores. Faltaban los destellos violeta en sus ojos azules y... esa tarde en específico lo rosado de sus mejillas producto de las caras que Prolico hacia a espaldas del pintor.
No fue la primera vez que sucedía igual. Prolico no pudo evitar sonreír ante el recuerdo y apenas fue capaz de comprender que era sólo eso, un recuerdo que no volvería a repetirse, en su garganta se formó un doloroso nudo que le dificultó respirar.
Llevaba trece años viviendo sólo en Nox y jamás había dejado de extrañarla.
Prolico aproximó una mano cariñosa al papel y acarició la mejilla de su amada Amars.
-Te lo prometo- murmuró- Pronto, muy pronto, volveremos a estar juntos. Haré lo que sea para traerte de regreso.

IncontrolableWhere stories live. Discover now