El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2

Capítulo 25 Parte 2

Capítulo 25 Parte 2.

Bailes.

—¿Ya están listos?

El chico que llevaba como nombre Sebastián Wilson y que se nos presentó hace dos días se asomó en el umbral de la puerta de donde nosotros nos hospedábamos.

—Hola —le saludó Azael parado más en el fondo y esperándonos. Más bien, reclamándonos de que nos apuremos puesto a que teníamos únicamente media horas para llegar y prepararnos.  

El joven hizo una seña con las cejas como muestra de saludo.  

—Sí, ya vamos, solo espero a que mi compañero Jayson —el rubio lo miró y le dio una fulminación asesina con sus ojos, amenazador —, termine de hacer lo que sea que está haciendo.

El mencionado dio una pequeña risita inocente y luego tomó el bulto entrando las últimas prendas de ropa que él debía de utilizar para bailar los bailes que tenemos que ejercer. Rodé los ojos y me apoyé en la pared. Teníamos un buen rato parado.

—Bueno, los esperaré en el club, ¿Okey? —Ladró el chico en la puerta, sin ninguna expresión en su forma de hablar, únicamente infló sus mejillas con aire desde la parte interior de su boca  —No tarden, por favor. Los necesito en menos de veinte minutos.

Este se dio media vuelta y se desapareció del lugar. Volví con la mirada a Jayson quien guindaba el bulto en su hombro derecho. Se lo acomodó, moviendo la parte del cuerpo ocupada para sentirse mejor.

—¡Oye, imbécil, te quieres maquillar o qué mierda! —Gruñó Azael con su usual tono fuerte y mirada que amilanaba a quien sea que se le acercara, azotando su mano con la mesa del comedor que era lo más cerca que se localizaba.

Jayson acató el grito del jefe y asintió repetidamente.

—Vamos. 

Azael dio un revoloteo con los ojos para después darse media vuelta y salir de la casa con un estado que dejaba ver claramente la frustración que intentaba contener en todo su cuerpo. Su semblante duro, mandíbula tensa y la manera en que apretaba los dientes con dureza daba miedo.  

Los seis salimos de la casa donde habitábamos y habitaríamos por unos días más. Yo mismo me encargué de colocar el seguro a la puerta de entrada y llevar las llaves en uno de mis bolsillos.  

—Venga, chicos, que no queremos llegar tarde, joder, primera vez y mala impresión no cae bien —Avisó Azael abriendo los brazos como resignación a nuestros pasos tan lentos como si fuesen de  tortuga. Sonreí ante su acción y eso él lo notó, haciendo que el rubio me mire feo y me saque la lengua.

(***)

—Ahora sí... ¿Todo listo? —indagó Sebastián Wilson a una distancia de menos de diez metros lejos de nosotros.

Su postura era la siguiente: Una cara que no mostraba absolutamente nada, ni felicidad, ni tristeza, ni asombro, ni enojo. Absolutamente nada. Entre él y Colehed había un poco de similitud por sus expresiones; nuestro compañero lo único que lo diferencia del otro es que la fisonomía de este dejaba una claridad de no brindarle importancia a nada y el otro mostraba un: Me vale verga todo. Sus hombros recibía el peso de todo su cuerpo ya que se encontraba recostado en el marco de la puerta de la pequeña habitación que teníamos detrás del escenario.

Vestía con un saco de color negro y una camisa blanca debajo la cual tenía dos botones quitados. En los minutos que me quedé echándole unos vistazos noté que él odia las corbatas y el traje que poseía ya que ha lanzado varios comentarios refunfuñados y llenos de hastío por la vestimenta que le ha obligado usar su padre, eso de la obligación lo escuché cuando hablaba por celular minutos atrás.