Capítulo 68

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Capítulo 68

"Golpe duro"

Narra Azael

Abrí los ojos gracias a un golpe que recibí en la espalda. Me quedé analizando lo que pasa porque no entendía ni una mierda, veía a mi alrededor y después de unos segundos fue que comprendí que me había caído de la cama.

—Pero —no terminé de hablar, solo me levante frotándome la parte baja de la espalda y cuando mis ojos captan razón de mi caída se me escapó una sonrisa.

Amy estaba abierta en la cama, en unas bragas azul cielo que me tentaban a hacer cosas. Me mordí los labios viendo su culo blanco. Ella era la más perfecta en el mundo. No necesitaba de nada para ser más preciosa, una completa diosa de los pies a la cabeza.

Las ganas de follarla mientras dormía me crecieron tanto que mi polla se paró, no tenía bóxer y el dolor de no tenerla haciendo su trabajo me hacía sentir arduo.

Mi mano viajó a mi polla erecta. No quería hacerlo pero era que mierda, joder, Amy, en esa pose no, por favor. Así no, rubia. Cuando menos lo había pensado ya tenía mi mano derecha trabajando.

Azael no. Maldita sea no. Dormía, era mejor hacerlo cuando esté despierta y consiente. Aparté mi mano del falo de mi pene como si se tratara de dos imanes pegados muy fuerte. La observé y tenía la cabeza metida por debajo de la almohada.

Esta rubia tenía todo lo que me volvía loco, carajo. Su voz, su boca, su forma de pensar, su manera de actuar, su monstruosidad en la cama, su ferocidad, sus ganas, su morbo... solté un gemido y caí en conciencia de que otra vez me estaba masturbando. Quité la mano por segunda vez.

No lo iba a hacer. No a menos que ella esté consiente.

Me gustaría follarla mientras duerme, eso sí, pero que sea algo que ambos ya hayamos hablado y haya quedar de acuerdo para hacerlo, no sin que se entere. No sabría su reacción y tampoco quería descubrirla sin que lo sepa.

Me di media vuelta y fui en busca de una toalla. Transité al mesero donde tenía los relojes, vi la hora y nada de qué preocuparme, eran las nueve en punto de la mañana. Amy dormía plácidamente, mi verga aún seguía erecta.

Cerré la puerta de la habitación cuando salí de ella, en silencio. Esto era muy arriesgado pero quería hacerlo ahí hoy. Me placía regar mi semen en sus presencias. Mi perversidad me lo pedía y yo la obedecía complacido.

Fui a una oficina que tenía, pocas veces la usaba pero aquí solía trabajar. Sacaba cuentas, buscaba músicas, pensaba, es muy grande y solo quitaba la mesa para crear bailes y coreografías para los chicos.

Viajé hasta el librero, busqué el libro que ya conocía, se encontraba en los últimos de abajo por eso me tuve que agachar, presioné el botón escondido para que en segundos se abriera la puerta secreta que solo yo conocía.

Giré la cabeza, no había nadie, Amy dormía y no iba a despertar hasta en una hora u hora y media. Atravesé la puerta y la cerré detrás de mí. Cuando se cerró bajé las escaleras, encendí luz con el interruptor de al lado cuando llegué al último peldaño, tomé la silla y me senté.

Escaneé todo el alrededor, encantado con esta creación. La tenía desde que empezaron a crear esta casa. Fui yo mismo quien la creé. Cuando acabaron de hacerla yo mismo me puse a hacer un agujero, a crear mi propio lugar personal porque lo necesitaba mucho para situaciones como esta.

Me deleitaba, podía durar horas admirando todo lo que había aquí. Aunque a ojos no era mucho, para mí sí.

Esto era un cuarto secreto. Tenía tablillas por todos los lados. Encima de esas tablillas había cosas que para mí eran muy valiosas. Había una camiseta, había un brazalete, había un arete, había un piercing de nariz, había un cigarrillo ya casi terminado, había dos collares diferentes, había un vaso de cristal vacío, y uno que otros vinos propios para recordar a los difuntos dueños de esas cosas.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Where stories live. Discover now