Capítulo 8

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Capítulo 8

"Prostituto"

Abrí la puerta utilizando el conjunto de llaves que tenía en mano, sosteniéndola en un puño, fuerte, pues ya varias veces se me intentaban resbalar de estas debido a los nervios. Giré el picaporte apenas introduje la llave correcta y este me dio el acceso para poder entrar al club.

—¿Dónde has dejado a lo que más quieres en tu vida? —pregunté, dándole una leve mirada. En el momento que dije lo ya pronunciado, me había referido a su celular, pues muchos dicen —incluyéndome— que el celular es lo que más quieren, que es la mitad de sus vidas, entre otras cosas, y es cierto, no me imagino una vida sin mí precioso y amado teléfono, pero él, al parecer, no lo entendió de esa forma a la que yo me referí ya que respondió, en un tonillo perverso y divertido:

—Siempre traigo mi amiguito conmigo, no lo puedo dejar, y aunque eso se hiciese, no lo dejaría. Es muy importante tanto para mí como para otras personas.

Una sensación extraña invadió mi cuerpo, utilizando como tubo para el cruce a mis venas. Apreté mis manos, fuerte, sintiendo los pequeños metales de las llaves en la que estaba tomada. Tragué saliva disimuladamente, de esa forma también bajé la cabeza para que mi sonrojo no sea tan notable y Deniel lo pueda ver, aunque fue un acto fallido.

—Oye, pero que no sé por qué las chicas se sonrojan tanto cuando un chico le dice un comentario erótico o medio picaron, ya eso es algo normal, supongo, estamos en el siglo veintiuno, ¿no? Hoy en día un chico no va a casa de sus padres o con un cartel al instituto diciendo: ¿Quieres ser mi novia?

Deniel soltó un bufido luego de sus palabras mientras que la curiosidad me abatió.

—¿Y según tú, cómo se declara hoy en día un chico? —le pregunté, en espera de una respuesta concreta.

—Pues... —alzó los hombros y abrió las manos. Su semblante dejaba mostrar que no sabía la manera en cómo expresarse —Hacen lo normal.

—¿Y a qué tú le llamas normal?

—Pues lo normal —ladró —. Buscan un cartel, van a tu escuela, casa, lo que sea, y te dicen de manera breve... —Deniel carraspeó la garganta, empezó a mirar hacia arriba y cambió la voz por una áspera —: Amada mía, saber que te quiero y por eso te pregunto: ¿Quieres ser mi Anastasia Steel?

Mis ojos se abrieron de manera sorpresiva ante la mención del personaje femenino de uno de los libros que fueron unos bestseller en su tiempo, de género erótico romántico. Para que Deniel no se diera cuenta de que, por mi asombro, conozco la trilogía completa, intenté disimular.

El stripper continuó hablando:

—Y también lo hacen fácil, solo invitan a ver Netflix, la cuenta supuestamente está cancelada, comienzan a hablar sobre cosas un poco raras, luego esas cosas raras se vuelven picantes, y en fin, terminan jugando Superman sin capa, ella se tira y él la atrapa... —el macho se mordió los labios y se los relamió de manera seguida —¿O tú te tiras y yo te atrapo?

Deniel curveó las cejas de una manera que causaba cierta sensación extraña en mí. De verdad que este chico, la forma en que se expresa, hace gesticulaciones, todo, es perfecta. El mismo, quedó esperando respuesta alguna ante su información, contestación las cuales no hice caso y no iba a elaborar.

—¿Por qué estás tan sonrojada?

Indagó, con una sonrisa maliciosa pegada en la cara.

Me llené de valor, y decidí hablar por mi misma.

—En primer lugar, Deniel, no estoy sonrojada —abatí, levantando la cabeza, pero al verlo, supe que me puse mucho más roja ya que mis mejillas ardieron con mucha más intensidad que antes. A él le pareció divertirle mi estado crítico, pero me interrumpió.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Where stories live. Discover now