Capítulo 14

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Capítulo 14

"Te invito a conocer la diferencia entre un prostituto y un stripper"

—Métela, métela, métela.

—Espera, cómo que la meta. ¿Toda?

—Sí, zopenco, hazlo rápido.

—¿Así torcida? Es mejor derecha, de forma recta es más suave.

—No, joder, de esa forma no se podrá.

—¿Y si mejor la mojo pasándole la lengua?

—¡Deniel!

—Okey, la voy a entrar completa, pero no grites después.

Otra vez, de tantas veces, me sentí avergonzada. Cada comentario que el chico hacia parecía ser una corriente nerviosa que me recorría al sentir su tacto, al escuchar su voz.

Y algo que no puedo negar y que a veces me pierdo pensando en eso, es que estar con el stripper me gustaba.

Quizás, tal vez, el mismo Deniel me...

—¡Deniel! —grité su nombre en un tono fuertísimo, tanto que, sin él esperarlo, dio un pequeño salto desde el suelo donde estaba sentado.

—Lo siento, es que en esta conversación que parece estar un tanto candente me pareció bien decir eso, lo siento —el masculino soltó varias risitas. Sus perlas blancas eran digna para observarla por horas. El stripper simuló tener una expresión seria en su cara —. Disculpa, de verdad.

La expresión en su cara que dejaba reflejar que supuestamente se disculpaba por lo que dijo, aunque sé perfectamente que solo trataba de molestarme, de fastidiarme.

Y pues para qué negarlo, me gustaba ese fastidio.

Solté un suspiro, fingiendo hastío, mientras que Deniel colocó otra expresión en su cara, una como si fuese un cachorrito el cual necesita ser mimado y tiene mucha hambre. Vi cómo se llevó dos dedos índices de su mano y los juntó, moviéndolos, con un puchero en su rostro. Ignoré la expresión de su rostro ya que empezaba a sentir la calentura en mi mejilla, indicando a que si seguía al menos mirándole, terminaría roja.

—Me encantas cuando tu mejilla se torna de ese color tan sólo porque tus ojos chocan con los míos, o porque te digo cualquier cosa en un tono sensual.

Su comentario fue dicho en un tono bajo, indefenso, como si hubiese sido lo más sincero del mundo. Bajé más la cabeza, mordiéndome el labio inferior, avergonzada.

—Pero que no tienes que avergonzarte, Audrey, por favor, no actúes así que me dan cosas... —murmuró —A veces pienso que te doy miedo.

Deniel soltó unas risitas con la garganta de manera tímida, y sin duda, su comentario me hizo sentir mucho más avergonzada, tornando mi mejilla de un rojo carmesí, ardiendo. ¡Dios, odio mis mejillas!

—¡Deniel! —le llamé, por lo bajo, en un intento de reclamo. —No me das miedo —hablé sin hacerlo sentir reclamado.

—Entonces vamos... —su voz canturreando me dio mala espina, así que volví a llamarle.

—Deniel.

¿Quéééééé? —dijo, en un tono divertido y alargando la letra e.

El nombrado se recostó en el piso, antes inclinando su cuerpo hacía más delante hasta tomar un pequeño cojín de los que estaban descansando y muy bien colocados en el sofá negro que estaba detrás de él. Deniel acomodó la almohada para sofás en su cabeza y lo apoyó de igual manera, acostándose en el suelo.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora