El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2

Capítulo 39 Parte 1

Capítulo 38 Parte 1

“Bailes”

Narra Audrey

—¿¡En serio, Audrey!? —exclamó Amy a través de la pantalla del celular soltando carcajadas como una maniática escapada de un manicomio. Duraba segundos tardíos con su risa de burla, chistosa.

—¡No te rías de mí, idiota! —le seguí con las risotadas que la misma hacía, pero la diferencia entre ella y yo era que Amy lo hacía con bastante burla, sin embargo, yo lo hacía con pena y vergüenza.

—No me mientas así, Audrey, dime que es mentira porque te juro que me reiré la vida entera.

Rodé los ojos sintiéndome culpable por lo que le había contado. Ahora sabía que cada vez que Amy me vea a la cara se explotará en risotadas por saber que la policía llegó y tocó la puerta del departamento de mi novio mientras nosotros estábamos a punto de empezar a tener sexo.

—¿Y sabes qué es lo peor de todo? —me senté en la cama calmando la irritación de querer matar a esas hijas de putas que fueron las que causaron que yo pasara la peor de las vergüenzas en mi vida.

—¿Hay algo mucho peor que eso? —carcajeó la rubia como si le hubiesen contado el más grande de los chistes o como si yo fuese una payasa. Sus risas fueron continúas y muy contagiosas.

—Que el señor del departamento de al lado fue quien llamó a la policía que andaba rondando la zona, él no tenía la culpa porque en la mañana nos explicó que las vecinas que viven en nuestro pasillo, pero más abajo, le mintieron y le dijeron que había una chica a la que estaban golpeando, solo lo hicieron por molestar, esas ridículas intolerables. Que ellas me hayan dañado una noche sexual no significa que Deniel y yo lo hagamos más veces.

—No mames —dijo la rubia acostada en su cama y comenzó a dar más carcajadas, moviendo el celular a los lados, pues se retorcía fuerte de la risa —. Audrey, ¿te bañas con agua de la playa o qué mierda? Estás saladísima, amiga —comentó entre carcajeos que hizo mientras hablaba.  

—No, y eso no es lo máximo —seguí contando la tragedia de anoche a mi amiga, aparte de que se reía de mi historia —. Lo máximo, que ya fue lo más grande de todo, es que, ¿te acuerdas del poli que según Eli, Triza y mamá está lindo? —pregunté, ceñuda, para que esté enterada de una mejor manera.

—¿El que vive cerca de tu casa? —asentí como confirmación, contando los segundos para soltarle el chisme.

—Ese mismo, pues fue él quien apareció allá con dos policías más, muérete, hasta fue a buscar azúcar creo que antes de ayer a casa, no recuerdo bien cuándo fue y…

A Amy le dio un ataque de risa más fuerte aún, sin dejarme terminar de hablar. Sus carcajeos estallaban por la bocina de mi teléfono y no podía negar que me causaba gracia y diversión escucharla reír con gran dureza. Sus mejillas se coloraron, volviéndose rojizas al igual que la mía.

—Audrey, espérate, no puedo… —se estribó de risa, soltando el teléfono, pero no dejaba de escucharla reír.

—Sí, Amy, ríete de mí, ríete de mis desgracias, eso no es amistad —comenté, colocando un mohín, dramática.

Los minutos pasaron y ya era alrededor de las dos de la tarde. Hoy era el baile de mi novio e iniciaba a la ocho de la noche para finalizar a la media noche o quizás, lo más probable, a la una de la mañana. Muchos bailes sí había y, por suerte, yo ya terminé de regar los tickets por las calles con Colehed y Jayson para que hoy el club estalle en personas.  

Amy y yo continuamos hablando por alrededor de una hora más, para nosotras siempre había algún chisme que contar. Llamamos a Eli por varias veces, pero ella conversó con nosotros por diez minutos, dijo que estaba ocupada.