El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2

EXTRA II

EXTRA II

Este Extra es un regalo porque hoy, 25 de enero, fue el día en el que Deniel conoció a Audrey y donde empezó a surgir esas bromas y ese amor que se volvió algo lindo y catastrófico.

Narrador

Ocho meses después de Audrey salir del coma.

El rugido del auto hacia eco por toda la calle solitaria, donde lo único que se podía notar era una sequía irremediable, un lugar que parecía ser un desierto.

Dentro del carro, seguro creerían muchos que se trataba de un hombre. Un hombre piloto con experiencia, uno que ya tenía mucho tiempo en carreras y de los que pocos, o más bien, nadie les ganaba.

En un mundo machista, todo lo que decían ser sorpréndete creían que solo eran creados por hombres.

Pero, si alguien vería la persona que pilotaba el auto, quedaría boca abierta, porque no se trataba de un hombre.

Se trataba de una mujer. Una joven, que no pasaba de los veinte años y que ya muchos la conocimos, pero no con la metamorfosis de ahora, sino con una diferente, una infantil, juvenil y amable.

Ahora era diferente. La que estaba allá era alguien irreconocible ante cualquier persona con la que antes haya platicado.

El mundo trae a princesas para crearla villanas.

La mujer detuvo el auto justo en el punto donde todo se había planeado, donde todo se dijo mucho antes para que saliera bien. Un error que se cometa podría joder lo que por meses llevaba planeando.

—Estoy en el punto blanco —dijo la joven cuando agarró una radio, ella ya sabía a quiénes personas iba dirigido ese mensaje.

—Listo entonces —habló el hombre del otro lado de la radio, con una voz gruesa —. En diez minutos procedemos a ejecutar lo creado.

—¿Me copian? —habló otro hombre, con un tono seco —Ya estoy en el punto que debo estar.

—Perfecto —alegó la mujer, soltando la radio después y colocándola a un lado de su pantalón.

Su mirada se perdió por un momento, menos de diez segundos. Aún con ese semblante, con su corazón frío y una ola de sentimientos que parecían ser una roca de lo fuerte, ella sacó una gaveta pequeña del auto, donde tomó una fotografía que había allí.

En esa foto se encontraban las personas que ella más quería en el mundo. Ahí estaba ella, el amor de su vida, sus mejores amigas que ya se habían ido incluyendo los hombres que eran amigos de ella y como hermanos del hombre al que ella aún amaba.

Después sacos otra foto, esta fue más dolorosa aún, pues estaban sus padres, su primo, su novio y ella.

Sus ojos se cristalizaron, más sin embargo no lloró. Ya lo había hecho por mucho tiempo, no más. Al menos no por ahora, era lo que ella pensaba.

Por otro lado, a varios kilómetros de dónde estaba esa mujer, se encontraba una cárcel de primera seguridad donde habitaban asesinos, personas que por peleas terminaron cometiendo un delito, otras que por las drogas y el alcohol hicieron cosas bastantes fuertes.

También había narcotraficantes, asaltantes, drogadictos, estafadores, inocentes a los que le dieron una mala jugada y confiaron de más, incluyendo a personas que por venganza e impulso, cometieron lo que creyeron correcto.

Y entre esos, se encontraba Deniel Dael Scott Vallarta. Un joven que ya no era el mismo desde hace más de un año. Un joven que ya no le importaba ni comer, ni beber, que su cuerpo parecía un robot al cual le forzaba seguir adelante.