El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2

Capítulo 9 Parte 1

Capítulo 9 parte 1

"Voy a por ti"

Una semana después...

¿Han pasado una semana mal relativamente mal?

¿Una semana con una presión fuerte en el pecho? ¿Así como cuando algo te duele? ¿Así como cuando te sientes culpable de algo que has hecho y esa presión sigue ahí y ahí, y no se va, no se marcha, no se esparce, no se desaparece?

Eso sentía yo todos estos días. Llevaba una semana de completa discordia. Una semana de completo dolor de pecho. Mamá siempre me ha dicho:

-El corazón no duele, si te doliera el corazón, te mueres al instante.

Pero ahora necesito decirle, preguntarle, que qué es esto que siento en el corazón. En el pecho igual. Mi cerebro a veces colapsa y no quiere pensar en nada. Todo en este tiempo me ha valido lo mismo, nada. Mamá me pregunta:

-¿Te pasa algo, cariño?

-No, estoy bien.

Mentira. Es mentira. Le respondo con mentiras.

-¿Quieres algo de comer, pequeña?

-No, mami, ya comí una rica hamburguesa.

Mentira y más mentira.

Me alimento cuando me acuerdo, cuando mi mirada se ve borrosa y siento que estoy a punto de decaer. No sé por qué me siento así, con ese dolor, con esa agonía, pero todo daba una respuesta la cual yo no quería aceptar:

"Deniel"

El puto estríper que está más bueno y sexy que el mismo Christian Grey. Su cabello azabache no para de cruzarse por mi cabeza. Sus ojos tan penetrantes tenían un vaivén frente a mí, en mis iris; pareciese como si al cerrarlos, escuche un zumbido y que al instante vea sus ojos, el puente de su nariz y una parte de su frente. Su espalda formada la veo por todos los lados. Su cuerpo en toalla camina por toda la habitación, sin dejar de verme, ¿por qué me siento tan culpable? ¿Por qué razón tuve que decirle eso al stripper? Mi mente completa era un caos.

-Hija, hey.

La voz de papá naufragó por todos mis oídos, escuchándose como un eco en la cabeza. Sentí su tacto en mi mano derecha, cerca de mi muñeca, la cual estaba reposando tranquilamente encima de la mesa de mármol en la que estábamos sentados. Obviamente que en sillas.

-¿Te pasa algo, cariño? -la voz tan frágil de mamá inundó mis tímpanos. Conectamos miradas por segundos. Si mamá leyera la memoria, sabría que yo estuviese diciendo a través de ellos:

"No, mamá, estoy mal"

"No, mamá, me siento culpable"

"No, mamá, me equivoqué"

Pero para poder evitarme preguntas de ambas personas que tenía al lado; mamá a la derecha y papá a la izquierda, tan sólo decidí decir:

-Estoy bien, mamá.

Mamá asintió, sin creerme mucho. Se le notó en la cara. Papá intentó ignorar el tema, y para ello introdujo un argumento que, para mí, sería más doloroso:

-Hija... -murmuró.

-¿Eh?

-¿Y quién arregló la tubería del club?

La pregunta salió de su boca como si nada, lo que no sabe que para mí fueron balas, y de esas que pegan fuerte, que te traspasan la piel, que te desgarran.

No tuve la respuesta concreta porque a mi cabeza llegaron flashbacks sobre el suceso de Deniel, la tubería, su perversión en la voz, su actitud tan picarona de hablar, su cuerpo, todo. Cuando salí de mis pensamientos, tomando un suspiro, inventé una mentira algo comprensible: