Capítulo 12

18.3K 1.9K 243
                                    

Capítulo 12 Parte 1

"La toalla"

—Bueno, chicos, he aquí de terminar las clases. Como ya había dicho, vuelvo y repito; la maqueta sobre las enfermedades de transmisión sexual debe de estar muy bien hecha, muy representable, y debe de representar a la perfección dichas padecimientos, síntomas, cómo se siente quien la padece y todo por el estilo. He de recordar que no quiero grupos, cada uno individual...

Escuchaba una voz creando eco en mi cabeza cada vez que hablaba en ese tono tan calmado, a lo lejos. Mi vista estaba perdida y mis sentidos de igual manera lo estaban, en mi cabeza tan sólo pasaban imágenes de Deniel, del baile que hizo ayer cuando pasé a verlo, de lo despistado que estaba. De cuando caminamos hasta llegar al parque, de sus palabras eróticas, seductoras, hacía mí. De todo eso. Un sentimiento agradable cruzó por mi pecho, acumulándose en una esquina de éste. El sentimiento era muy cómodo, satisfecho, genuino.

—Audrey... ¿estás bien?

Escuché esa pregunta lejana, con un fondo de eco, despistada.

—¿Audrey?

Repitieron, con un tono confuso y ahora más cerca, fue la misma voz femenina que antes lo había hecho. Mi mirada aún se encontraba perdida, pero la voz no se escuchó con ese eco.

—Hey, Audrey.

Esta vez me dieron el llamado junto con un manotazo indefenso en mi brazo izquierdo, para nada doloroso. Me espanté ante sentir el tacto duro en el lugar ya mencionado y ladeé la cabeza varias veces, con los labios entreabiertos y pestañando de forma continua, fijando la mirada en la productora de aquellos dos actos.

—Diga. —Pude hablar, en voz baja.

Tragué saliva al ver frente a mí a la profesora, parada. Levanté la mirada ya que ella estaba muy alta y eso impedía que la viera con simpleza. Llevaba su atuendo común: una falda apretada de color negra y lisa. Una camisa blanca y debajo de ésta llevaba una franela del mismo color, lo supe porque llevaba varios de los botones de su camiseta desprendidos de su lugar, dejando ver hasta su cuello.

—¿Le pasa algo, señorita Mendoza? —preguntó la profesora, curiosa. Se metió las manos por debajo de sus axilas mientras ejecutaba la pregunta, colocando un semblante amable y confuso a la vez. Su ceño fue el muestrario de su confusión. —¿Se siente mal?

Me quedé en silencio por unos segundos, analizando lo que había dicho. Aún de mi cabeza no salía la felicidad y todo lo sucedido con Deniel. Las miradas de todos los estudiantes estaban encima de mí apenas la profesora se colocó en frente, determiné y afirmé aquello cuando los miré por el rabillo del ojo. Después de los segundos de análisis, decidí responder a su pregunta, sin sonar nerviosa o que no había comprendido lo que ella estaba diciendo:

—No, no, estoy bien.

Intenté sonar normal, como si nada pasara. Una sonrisa tierna se implantó en mis labios como muestra de que todo estaba bien. Pero sí pasaba algo, realmente, y ese algo es lo siguiente; Deniel, el stripper que pone cachonda a cualquiera tan sólo con hablar, no sale de mi cabeza, joder. No sale. Siempre está ahí metido. Y lo "mejor" de todo es que esas frases creadas por él eran las que todo el tiempo retumbaban en mi cerebro. Esas como:

"Me gusta dormir desnudos"

"Si vieran lo que tengo delante juro que salen corriendo"

Entre esas otras que son un tanto... ya sabemos.

Quizás esta sensación, este sentimiento, me hace sentir así porque, lo más probable, es que nos estamos volviendo muy amigos, supongo.

Sí, quizás es eso.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Where stories live. Discover now