Capítulo 32

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DENIEL

AUDREY SE QUEDA A DORMIR CON DENIEL.

Empujé la puerta un poco con la llave puesta en el llavín y con el seguro quitado para de esa manera poder abrirla. Más bien esa era la única forma, esa jodida puerta ya me las había hecho varias veces.

La logré abrir y Audrey pasó con el cachorro en manos. Encendí las luces ya que estas se hallaban apagadas, presionando el interruptor a un lado.

-Siéntete como en tu casa, aunque esta es una versión pequeña -dije sonando un poco burlón. Sentí un poco de vergüenza al decir eso, la casa de Audrey era mucho más grande que esta y más lujosa, no había comparación.

-¿A dónde vas? -me preguntó cuando caminé por su lado para salir por la puerta que he acabado de abrir.

-A cerrar el coche -dije -, los chicos me matan si le pasa algo.

Ella comprendió, asintiendo. La dejé dentro de mi departamento, fui hasta el carro. Apreté el botón que Azael me había enseñado para bloquearlo, me aseguré de eso yendo hasta las puertas, jalarlas a mi dirección y ningunas de las cuatros portezuelas se abrieron.

Quedé después como un pendejo ya que recordé que Azael me dijo que, si una estaba bloqueada, todas iban a quedar así.

-Vaya, el stripper maricón se está superando.

Escuché por detrás de mí la irritante voz de unos de los drogadictos y marihuaneros sin futuros y que evitan que los demás también lo tengan. Si ellos fuesen otro tipo de persona, les brindaría mi ayuda, pero la última vez, hace ya más de un año, que los dejé asearse en mi casa, se robaron mi dinero, mi comida y algunas de mis ropas.

Me volteé, encarándolo a los seis:

-Sí supieras que sí... -bramé, apretando los puños y colocando mi cara a una muy enseriada y aterrorizada -Pero sigo partiendo caras, hijos de putas, ¿quieren volver a entrenar o qué? Yo no tengo problema alguno.

Los seis se echaron hacia atrás e iniciaron a murmurar cosas mientras se alejaban. Se perdieron por la carretera y yo me dirigí hacia dentro del depa.

Cerré la puerta con seguro, no me gustaba mucho dejarla abierta, los vecinos tenían la maña de venir y entablar platicas de horas y horas conmigo y a mí no me gustaba decirle a los demás que se vayan y tampoco me gustaba socializar con la gente cercana.

Como dije, un día hacen creer que son tus amigos y al otro te quedas sin ropa, sin dinero y sin comida.

-Amor, ¿me puedo dar una ducha en tu baño? -Audrey se me acercó mientras cerraba la puerta y me abrazó por la espalda.

-Sí, claro -me volteé y le di un beso en la frente. Yo era un poco más grande que ella, unos veinte centímetros o menos. -¿Y el perro? -pregunté al no verlo en su mano.

-Allá -lo señaló y miré que este estaba durmiendo con cuatros de los cojines puesto como cama.

-Te traeré una camiseta mía para que te la pongas y un bóxer también. ¿Quieres?

Asintió y esta vez le implanté un beso justo en los labios.

Audrey se duchó y yo me quedé preparando en la cocina pan tostado relleno de queso con jugo de limón. Trabajar en la cafetería que antes trabajaba me dejó mucha enseñanza de cómo hacerlos.

Después de ella salir y vestirse nos sentamos en el mueble. Me quité la franela y nos quedamos bromeando y de hablando cosas con y sin importancia.

-¿Y lo conociste hace mucho tiempo a tus amigos? -me preguntó ella, sentada en el sofá y con sus pies encima de los míos y los míos debajo de los de ella.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz