Capítulo 49

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Capítulo 49

Narra Archie

“En la mañana”

Ni siquiera los primeros rayos del se lograban ver, lo único que se veía era un color medio anaranjado en el horizonte.

Cerré la puerta de mi departamento después de salir de este, me eché las llaves en el bolsillo del abrigo, me coloqué la capucha, bajé las escaleras y empecé a correr.

En la muñeca de mi mano izquierda traía un temporizador que Azael me había regalado, este contaba los minutos que me la pasaba corriendo, en la otra mano una botellita de agua que todas las noches preparaba para así no tener que comprar cuando vaya a marchar.   

Cogí la acera para correr, la carretera estaba un poco vacía, pero con el pasar de los minutos me empecé a encontrar con personas caminando, otras con uniforme de trabajo, autos yendo en dirección a lugares, y una que otra persona corriendo al igual que yo.

Me detuve a descansar después de unos minutos, exhausto.

Los pies me dolían, los músculos parecían latirme fuertemente. Estaba en la acera de un parque que me quedaba al lado. Miré el temporizador y, ¡wow! No dudé en ganarme la sonrisa que implanté en mi cara llena de victoria cuando vi marcado los dieciséis minutos que me la pasé corriendo.

No seguí haciéndolo por un momento, así que inicié a hacer los movimientos de brazos, piernas, lagartijas, entre otras más.

Diez minutos después, seguí andando.

Me distraía con cualquier cosa únicamente para bloquear mis pensamientos, los cuales se resumían en lo que sucedió ayer mientras Delia y yo estábamos en el barco que alquilé.

Las imágenes querían venir a mi cabeza, por esa razón la sacudí, pero como si el destino estuviese en mi contra, mis ojos se posaron en ella, a unos metros cerca de mí.

Fruncí el ceño y parpadeé por veces creyendo que solo era producto de mi imaginación, pero no fallé, era ella.

Era Delia.

Se encontraba trotando en su mismo eje en el otro extremo del puente donde los dos nos hallábamos. Yo a una distancia y ella en otra. Los barrotes azul que se utilizaban como seguros para que no pueda haber una desviación fueron los que usé como soporte para agarrarme de ellos y descansar.

Si Azael o Deniel estuviesen frente a mí en este momento, me matarían. Sí, serían capaces de lanzarme por el puente sin ni siquiera pensarlo una vez. Siempre ellos me habían dicho lo mal que era mirar con lujuria y deseo a una chica, respeté eso siempre, pero en este momento incumplí esa norma.

Es que, por Dios, Delia era una diosa delante de todas las diosas del mundo. No estaba vestida como siempre lo hacía, ahora estaba mejor. Tenía puesto una lycra engomada de color negra que le marcaban sus largas y finas piernas junto con sus glúteos en buena forma. Llevaba también una franela negra ajustada, marcando más sus pechos. No traía su pelo cubriendo su frente y un ojo, sino con una coleta alta.

Sentí una corriente por mis muslos. Iba a acomodarme el pantalón engomado que tenía puesto, pero caí en cuenta, al poner la mano, de un grave error.

Mierda.

Se me paró.

Puta mierda. Elevé mi mirada para asegurarme de que Delia no me viera, tenía unos auriculares puestos, pero todo se fue al fracaso cuando de un momento a otro sus ojos cayeron en mí.

Me volteé rápidamente para hacerme el que no la vio y siguió ejercitándose. Qué mierda hacía ahora. La única opción que era más factible era lanzarme por el puente sin que me importe como vaya a terminar yo.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora