Nathan

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"Actualizaré después de que me den 300 comentarios".

Nathan.

La noche antes de que el primo de Audrey llegó.

Me encontraba en un puto bar gay con el jodido alcohol en el maldito cerebro y un pequeño vaso de cristal en mi mano, repleto del líquido que picaba apenas cruzaba por mi garganta. Ya me había acostumbrado a eso, era insoportable a lo primero, pero esta no es la primera vez que me he emborrachado pensando en lo mismo todo el tiempo.

-Dame otro, por favor -pedí apenas me eché todo el que estaba en el vaso a mi boca. El hombre afeminado del otro lado del repisa obedeció lo que le mandé con un tono poco descortés.

En menos de dos minutos ya tenía otro vaso pequeño y de cristal con el alcohol depositado como lo solicité. Tenía el dinero suficiente para tomarme, aunque sea treinta vasos más. Me valía madres no comer al otro día, pasar miseria, lo único que quería, que necesitaba, era que esa maldita idea de que me gustaban las personas de mi mismo sexo se vaya, no vuelva más a atormentarme la vida. Eso no podía ser posible en ningún sentido.

Los recuerdos de los golpes que me propinó mi padre hace años por preguntarle que si a un chico le puede gustar otro chico chocaron en mi cabeza haciendo que parpadeé varias veces y haciendo seguidamente negaciones con la cabeza, ladeándola hacia los lados. Iba a llorar, estaba a punto de hacerlo.

-No, no, no, no -me repetí, cerrando los ojos y continuando con los movimientos de cabeza desenfrenados, tomando con mis manos mi cabello oscuro tan fuerte que no dudé de que algunas hebras se me hayan zafados.

Sentí el tacto de unas frías manos encima de las mías y seguido de eso una pregunta:

-Oye, nene, ¿estás bien? -elevé la mirada hasta chocar con los ojos del hombre con maquillaje en su rostro. Sus ojos canelas oscuros brillaban con la semi oscuridad que había en el bar gay.

No respondí.

-¿Qué pasa, amor?

Un chico esbelto y de pelo peinado hacia atrás se acercó al chico que me tocó y que aún tenía su mano en la mía, sintiendo su calidez. El otro chico, el segundo, era más varonil que el que me habló de primero y me servía las bebidas. Su voz era ronca, en sus brazos tenía tatuajes cubriendo su piel, un piercing se hallaba cruzado en sus labios.

-¿Son parejas? -La pregunta fue abandonada de mi boca sin pensarlo dos veces. Podía ver como las cosas rodaban en mi cabeza y tuve que abrir un poco más los ojos para observar con claridad y que todo se coloque en su lugar.

El chico del piercing asintió, dándole un beso corto en los labios a quien se supone que es su novio. Luego dirigió la vista a mí, mirándome de una forma intimidante. A lo mejor pensó que yo quería ligarme a su pareja. Evité una pelea, no creo que si eso pasara el hombre se iba a quedar como si nada.

-No quiero nada con tu novio -confesé, aclarando el asunto antes de que los problemas suban a mayores. -Es que yo estoy... -hice una pausa ya que mis palabras se trabaron y no supe que más decir, no obstante, segundos después, aclaré mis pensamientos y proseguí: -Estoy confundido, ¿vale?

Los dos chicos frente a mí soltaron una pequeña carcajada como si estuviesen burlándose de mí. Era obvio y razones tenían, me veía patético con un lío mental de saber lo que me gusta y lo que no.

-No nos estamos burlando de ti -acotó el chico del piercing, aun con un tono burlesco en su forma de hablar. Rodé los ojos, sintiéndome el doble de inútil, patético e idiota.

-Sigue atendiendo bebidas -dio como propuesta el masculino con maquillaje y afeminado, con una voz suave dirigida a su chico. En su mano poseía una copa de cristal y un paño, limpiándola para después ponerla en un estante a unos metros detrás de él.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Where stories live. Discover now