El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2

Capítulo 70

Capítulo 70

“¿Dinero o Venganza?”

Narra la inspectora

Fueron dos días los que pasaron después del encuentro que tuve con Azael, Nathan y su abogado. Por una parte me hallaba feliz, con una clara expresión de que a Azael le había llegado su hora, pero por otra, cuando pasaba lo que dijo por mi cabeza, me ponía muy pensativa.

Okey, claro estaba, yo solo quería cumplir lo que le prometí a mi hermana. Ella me pidió meterlo a prisión, que lo busque por cielo, mar y tierra si era necesario para que lo haga pagar por todo el daño que le causó puesto a que él, según ella, participó en mucho con la muerte de su propio padre.

Mi hermana era la esposa del padre de Azael. A mí no me gustaba mucho la relación que ella tenía con ese hombre, no me agradaba su actuación, absolutamente nada, pero ella siempre fue muy feliz con él y eso me dejaba tranquila. Muchas veces me enteré de que discutían o que él le llegaba a pegar solo que mi hermana nunca lo acusó.

Y cuando el padre de Azael murió, porque supuestamente se suicidó, ella cayó en un hoyo profundo. Intentó cuatros veces acabar con su vida, yo siempre estuve ahí para salvarla, intentando protegerla, diciéndole que todo iba a estar bien. Ella era la única persona que tenía en el mundo, no podía dejarla ir.

En el momento que me dieron la noticia de que ella tenía un cáncer terminar, hace casi tres años, me insistió más en buscar a Azael Arias, quien antes se apellidaba Carrasco. Mi hermana me lo juró, me dijo que él fue el culpable del envenenamiento de su propio padre para quedarse con todo lo que este tenía, que era un hipócrita, ambicioso, envidioso.

Hice lo más posible por captarlo, busqué pruebas, hice todo lo que estuvo en mis manos pero perdí.

No pasaba de los dieciocho años cuando ese mierda me ganó. Luego de todo ese suceso se fue, vendió el club de su padre donde antes también trabajaba vendiendo bebidas, creía que también bailaba aunque eso no era algo seguro, encima porque era menor de edad, y a fin de cuenta vendió todas las demás propiedades apenas cumplió la edad suficiente para poder firmar y se marchó cambiándose el apellido cosa que nunca supe y que me dificultó mucho la búsqueda tan exhaustiva que hice.

Marqué el nombre de David para una llamada por Skype y no tardó en responderla. O al menos pensé que era él, pero frente a la cámara apareció el patético e irritable de su novio.

—Hola, ¿me pasas a David? —hice la pregunta en un tono descortés y sin que me importara una mierda como este idiota se lo tomara. No me caía bien, la mejor parte de eso era que él lo sabía a la perfección.

—Está ocupado —ladró como lo perro que era, utilizando una voz completamente fingida y desagradable. Su aspecto afeminado me caía como el culo, no sabía maquillarse y su vocecilla me era intolerante.

—¿Le puedes decir que me llame cuando acabe? —rodé los ojos apartando la mirada, me daba desgaste de únicamente verlo y escucharlo era todavía más horrible.

—No —respondió, obligándome a mirarlo por la pantalla de la laptop.

Sonreía malévolamente como si me estuviese haciendo los peores de los daños. En serio que mi fantasía era reírmele de esa misma manera en el momento que David se diese cuenta de que ese estúpido abusaba de él económica y mentalmente, que terminen su relación y que pudiese buscarse a otro.  

—¿Y por qué no me puedes hacer el favor de llamarme a David, eh? —tomé aire, inflando mi pecho y después lo solté, completamente jodida, cabreada, con ganas de cortarle el cuello.