Capítulo 94

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Capítulo 94

“Los vídeos de la cámara de seguridad”

Narra Azael

Quería morirme. Necesitaba que mis ojos se cierren de una vez por toda para así pedirle perdón.

La noche anterior casi me dejaban en el maldito hospital de mierda, pero yo me encargué de irme sin que me importe las retenciones.

El padre de Amy y el padre de Audrey me insistieron mucho en que me quede. El papá de la ex novia de Deniel también insistió en que me hiciera algunos chequeos para ver por qué la reacción de ponerme de esa manera porque pareció un acto preocupante.

El señor Soler me miró cuando el padre de Audrey dijo eso, no bastó su maldita mirada apenada, cosa que me irritaba porque odiaba dar lástima. Y eso era lo que él sentía, lo que significaba su mirada.

Negué bastantes veces que no iba a hacerme ningunos malditos análisis, el doctor y yo tuvimos un momento a solas y me dijo que no estaba bien, que necesitaba estar calmado y tranquilo.

¿Pero cómo podía estarlo?

La paz no iba a ser partícipe de mí jamás en la vida. Perder a Colehed, a ese chico con el que me encariñé desde que lo vi empapado de agua, con su cabello mojado y pegado en su frente, con su ropa pegada al cuerpo, labios temblando y mirada temerosa.

En cada cortada de su cuerpo había un paño de alcohol el cual fui yo quien se lo pasé, donde estuve con él con los ojos llorosos y preguntándole las razones de por qué lo hacía.

Bastó mucho tiempo para que me contara el suceso de su hermano, padre y mejor amigo. Fue difícil para mí aceptar aquello, quería matarlos con mis propias manos aún sin saber que el hermano de él se encontraba en prisión.

Yo lo amaba, era una persona que se volvió como un hijo para mí igual que los demás chicos. Ellos ya todos eran mayores de edad, pero los sentía como unos niños pequeños que apenas crecían.

Y ahora él no estaba aquí. Ahora me dolía, me quemaba absolutamente todo el interior, una sensación inigualable se hacía presente, extrañándolo y sin creerme aún todo lo que había pasado con él.

Se me retorcía el corazón pensar eso, las lágrimas me salían como una cascada y las palpitaciones en mi corazón no cesaban, más bien, incrementaban.

Y eso era horrible, pero no más que no tenerlo. Esas palpitaciones no eran tan horribles como saber que él no iba a ir a bailar cuando yo lo pida, no eran tan horribles como ese sentimiento de saber que su silencio no habitará en el club, que ahora él faltará y que no será para uno, dos, o tres días... No. Será para siempre.

—Puta vida de mierda —chillé mientras me pasaba las muñecas por los ojos con el fin de limpiar todas las lágrimas que seguían bajando.

Me hallaba sentado en mi oficina, o lo que era parte de ella. Los cuadros, los carteles, certificaciones de bachiller entre otras cosas más se hallaban en el suelo, rotos, igual que las mesas de cristales que había antes.

Quería romper todo, matar a todo el mundo. Nadie debía de acercarse hacia donde mí porque era capaz de torcerle el cuello solo por mirarme. Había golpeado el escritorio frente a mí múltiples veces, había lanzado todo lo que estaba encima y esta oficina estaba vuelta una mierda. Lo único que se hallaba en la mesa era botellas de vodka, ron, whisky y un vaso.

Mi celular sonaba, era la canción de mierda que marcaba la llamada incluyendo la otra que había puesto para Amy porque las demás solía colgarlas, las de ella no. Nunca.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz