Archie

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NARRA ARCHIE.

Día después.

“Último domingo de Junio: día del orgullo gay”

Abrí los ojos de repente y las ganas de estrujarme en la cama, entrarme mil tapones en ambos oídos y atarme dos almohadas en los mismos no me faltaban, más bien, abundaban.

Quité toda la sabana de la cama escondiéndome debajo de ella y tapándome lo más que podía para ver si de esa manera no escuchaba la puta discoteca que tenía la muerta en vida con ropa de funeral y atemorizante de la chica de al lado.

Para colmo, la canción más tediosa que había escuchado en mi vida y que parecía que a la pendeja de la tipa le pagaban por reproducirla más de quinientas veces al día. Era horrible. Solo repetía constantemente: “Monster” “Monster” “Monster” y maldita sea todo los Monster del mundo, joder.

La canción era insoportable. El ruido de Delia del otro lado, en la habitación de su tío, era mucho más tedioso. Parecía que estaba destruyendo todo en aquel lugar.

Me resigné. Maldita sea la hora en que esa tipeja mocosa vino a quedarse ahí. Ya la semana completa que tenía viviendo con el tío me había sido fastidiosa, irrespetuosa, y lo peor de todo es que, aunque en el club estaba yéndome bien, me sentía cómodo aquí, no quería mudarme a otro lugar por su culpa.

Coloqué ambos pies en el piso con los ojos cerrados y de nuevo el ruido de las letras del puto “Monster” en la canción hicieron que me levantara por completo y me den ganas de romper todo lo cercano.

Iba directo al baño cuando sucedió lo más lindo que me había pasado apenas me levanté hoy: la música, si así se le podría llamar a esa cosa ruidosa, se apagó.

Sin embargo, un grito se escuchó en pleno silencio que me dio un poco de temor por ser tan repentino:

—¡Boludo internet de mierda, jódete! —exclamó ella del otro lado. No se calló y soltó otro grito: —¡Puto sea este internet, no sirve ni una mierda!

Una sonrisa se me plasmó en la cara y una idea genial que debió de pasarme antes por la cabeza me hicieron sentir feliz. Supe que ya no iba a tener problemas aunque sabía que eso iba a perjudicar a Julio. De hecho, pensándolo bien, no. Lo activaba cuando Julio esté y lo desactivaba cuando escuchara una música idiota por parte de la emo.

Me acomodé la polla erecta por debajo del bóxer rojo que traía puesto y fui directo al celular que se hallaba en una mesita al lado de mi cama. Lo sostuve, lanzándome en el sitio donde antes dormía pero esta vez con una sonrisa victoriosa.

—Se te acabó la tiranía, cariño —sonreí.

Entré a la web, coloqué los números de la IP del Wi-Fi que eran 198.168.1.1, al darle a buscar solo tenía que poner la clave del administrador y era fácil, esa clave la traían todos los internet y era: admin, escrita en minúscula y ¡pum! Ya tenía el acceso de la página de internet, lo podía monitorear como se me diera la gana: bloqueaba a los usuarios conectados, podía cambiar la clave, podía accederle internet y no accederle a quien yo quiera.

No había tantos usuarios conectados. Como cincos con el mío. Entre esos cincos leí y me apareció un Samsung Galaxy s6 que tenía por nombre Julio y una laptop MacBook con también el nombre de Julio. Genial.

La música se volvió a escuchar tan fuerte como antes así que apagué el acceso a internet a los dos dispositivos de Julio y en menos de cinco segundo volví a escuchar los quejidos de Delia maldiciendo, estos me causaron carcajadas hasta retorcerme.

—Para que no te vuelvas a meter conmigo, niñata —volví a sonreír con malicia saliendo de la página web.

Me quité el bóxer quedándome desnudo. Agarré la tela con los dedos de mis pies, la tiré hacia arriba y la atrapé con mi mano derecha. Dentro del baño hice mis necesidades y sin ganas de querer levantarme del retrete me quedé allí, pensando idioteces por minutos.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Where stories live. Discover now