JOSUÉ

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NARRA JOSUÉ.

"Antes de los bailes..."

-Que si puedes guiar a mi primo Josué hasta el asiento que le toca.

Al principio, Nathan, quien me había mentido con respecto a su nombre real aunque yo también hice lo mismo, no se percató de la pregunta que le hizo mi prima Audrey, pero ella se la repitió y asintió, algo despistado.

La de pelo castaño y piel blanca le dedicó una sonrisa como agradecimiento y se fue en marcha a donde su novio.

La música estallaba dentro del increíble club. Hoy estaba diferente a como cuando vine, pues antes se encontraba vacío, solitario, solo con los que supongo que son propietarios, pero ahora se encontraba repleto de gente por todos los lados hasta tal punto que no se podía cruzar muy bien para llegar a un lugar en específico.

-¿Te llevo a tu sitio? ¿Josué? O... ¿Esteban? De hecho, ¿Cómo prefieres que te llame? -indagó el de ojos grisáceos cruzándose de brazos y poniéndose delante de mí con una expresión que se notaba bastante su sarcasmo. -Digo, para así estar seguro.

-Mi nombre es Josué -determiné en tono ronco, luchando con mi mirada, con mis ojos, para que no bajen por su cuerpo tan fornido y blanco. Ambos semblantes estaban serios, parecíamos enemigos por la forma que nos mirábamos -Y por lo visto no soy el único mentiroso.

Volteó la mirada a otro lugar cuando le dije lo ya expresado. Razones también tenía, no podía darle mi nombre real a un chico desconocido y curioso. Mi plan era nunca más volver a verlo, y ahora que lo tengo en frente, no quiero irme, ni alejarme, ni me da miedo lo que pueda decir.

-¿Y por qué no pudiste decirme tu nombre sin pena? ¿Te daba miedo o qué? -preguntó, con un tono hastioso. No pude aguantarlo y fui bajando poco a poco por su franela blanca y empapada de lo que supuse que es sudor puesto que en su frente también brotaba ese líquido, pegando mechones de su cabello negro mate.

Sus bíceps, sus abdominales, se marcaban por debajo de la tela fina y blanca. Seguí bajando más con una mirada depredadora, con una mirada que si tuviese manos le arrancaría toda la puta ropa para contemplarlo, y no solo para eso, sino para agarrarlo por la mata de cabello negro, con fuerza, y estrellarle mi verga en su boca.

Las imágenes mentales de la buena jornada de sexo que tuve con él junto con la chica de tez oscura que brincaba mientras le chupaba sus tetas llegaron a mi cabeza, y sin disimulo alguno bajé mi mano hasta mi polla y me la escondí por debajo del pantalón. Él lo notó y también miró hacia abajo para luego mirar a otro lugar.

-No soy gay -confesó Nathan, observando a los lados y terminando por verme a mí. Vi la nuez de su garganta bajar por su cuello y el nerviosismo era descubierto por cualquier persona que decida pasar por su lado.

-Podemos comprobar eso en el baño.

-No podemos ni debemos de comprobar nada -ladró con firmeza y tambaleo en su voz -. Yo sé lo que soy, respeto lo que haces, o lo que eres, pero eso que pasó no fue nada. Solo un experimento que... -se tomó una pausa y se dejaba claramente mirar su pecho subir y bajar más de lo normal -Que nunca volverá a pasar.

Me vale una mierda lo que piense. Quiero follarle la boca mientras le hago una paja en este momento. Solo estamos él y yo, quisiera que la morena se una a nosotros, y no creo que venga. Lo tomé del brazo y no me importó una mierda la gente que había cerca. Quiso zafarse de mí, pero fui más fuerte y lo agarré con más brusquedad, sacándolo del club.

Llegamos al auto del esposo de mi tía, el padre de Audrey y que por ende era mi tío, y lo abrí. Lo metí sin importarme nada y yo fui hasta el otro lado del copiloto. Entré y arranqué alejándome de todo el alrededor y las personas que se encontraban entrando.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora