Capítulo 52

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"Preparen su crisis y por fa, lean la importante nota al final".

Capítulo 52

Narra Colehed

Me tomó dos días estar donde estoy.

Lo había pensado bastante hasta tal punto de negarme, de frustrarme, de jalarme el cabello y llorar en una esquina de la habitación.

—¿Quieres entrar? ¿Estás seguro? —preguntó Azael a mi lado, no lo vi, pero sabía perfectamente que él también miraba detenidamente la casa.

No estaba convincente de querer hacerlo. Pero la única manera de dar un paso y dejar todo los sucesos en el olvido es viajando otra vez a lo que te hizo daño.

—Colehed, si quieres… —murmuró el que estaba a mi lado, como lo estuvo desde que soy un adolescente, cuidándome, educándome, encubriéndome, como si yo fuese sangre de su propia sangre, pero no terminó de hablar porque yo lo interrumpí:

—Vamos —tragué saliva después de mi confirmación, dando un paso adelante como iniciativa.

La casa era gigante. Muchas cosas habían cambiado. Ahora estaba sucia, con la pintura decaída, con el color apagado. Ya no era esa casa de color azul floreciente como lo era antes. Los árboles habían crecido tantos que le daba un aire mucho peor, tenebroso, ensuciando todo de sus hojas secas.

Mis ojos se enfocan arriba y veo que en la entrada está el “Bienvenido” hecho con hierro pero ahora se encuentra cubierto de ramas.

No estaba listo, pero de todos modos tenía entrar y ver toda esta suciedad, lo bueno era que Azael se hallaba a mi lado, acompañándome. Él no era el único que sabía mi secreto, Jayson también, pero Azael sabía un poco más de lo que le conté a mi negro.

Seguí mirando la casa por fuera detalladamente, luchando en mi interior.

Ladeé la cabeza a los lados cuando un recuerdo de mi yo pequeño quiso avasallar mi mente, de esa manera fue que se fue. Azael me puso una mano en el hombro susurrándome que todo estaba bien, que él se encontraba ahí y que jamás me volverá a pasar algo malo.

—No tengas miedo, estoy aquí —susurró él, brindándome esa seguridad que solo con él tenía —. Mientras yo viva nunca te pasará algo. Te lo juro.

Me atreví a seguir caminando, llegando a la acera. Cada paso era como un golpe con martillo en los pies, parecía una roca gigante que me prohibía el paso. Me esforcé hasta llegar a la puerta de entrada al jardín, debajo del letrero de Bienvenidos.

Había un caminillo derecho y que recordaba que antes era blanco, puestos con losas, pero ahora está sucio repleto de hojas secas, este llevaba justo a la puerta de madera de la casa.

—¡Hey, rateros! ¿¡Quiénes son ustedes!? ¡Váyanse de ahí! ¡La casa está abandonada y no hay compradores! —el grito de una mujer hizo que me diera media vuelta hasta verla.

Ella se encontraba al frente de la casa, en medio de la calle. Era una señora de ya muy alta edad, ropa ancha y una escoba en las manos. Di pasos hacia atrás para estar más cerca y la reconocí al instante. Era la señora Julia.

—¿Julia? —la examiné con mi vista, sonriendo cuando iba caminando a su dirección.

Ella arqueó las cejas, dudosa.

—¿Quién es usted? ¿Nos conocemos? —curioseó, moviendo la escoba y al conocerla supe que la utilizó a su defensiva. No cambiaba cuando se trataba de proteger las cosas que le importaban.

—¿En serio se olvidó de su bolita con cabello? —sonreí ampliamente cuando mencioné el nombre que ella misma me había puesto desde pequeño haciendo que abra los ojos, sorprendida.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Where stories live. Discover now