El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2

Capítulo 62

Capítulo 62

Narra Nathan

No aguanté, me fui corriendo cuando Colehed confesó que su propio padre abusó sexualmente de él, así como algo normal, cosa que yo jamás en la vida podría decir, ni siquiera a Azael porque a él le mentí poniendo a ese señor como una persona no tan mala.

¿Su papá? ¿Su propio papá? Lo mismo que hacía el mío conmigo, y no solo él, porque para poder tener su admiración y al menos salir con él al parque tenía que hacerlo con todos los hombres y mujeres que me pedía.

Y era horrible. Muy horrible.

Cerré los ojos evitando a que esos momentos no crucen más por mi cabeza. Me encontraba sentado al inicio de la escalera que subían hasta la segunda planta. Bajé mi cabeza y la apoye entre mis rodillas, luchando internamente porque nada regrese a mi mente.

Lo amaba tanto, lo quería tanto, me destruyó tanto, me rompió el corazón tanto, me... me hizo todo lo malo y el culpable de eso fui yo, porque quizás no hacía las cosas bien para ganarme su cariño, para obtener su respeto, para que sea un buen padre conmigo.

No lo logré, mi mente empezó a batallar entre saber si él era bueno o malo, o si tal vez yo era quien hizo todas las cosas mal.

No se me olvidaba que mamá murió por mi culpa también, porque era yo que quien debería de estar muerto y no ella, quien me cuidó, quien me repitió millones de veces que encuentre a la felicidad para poder sentirme completo, que olvide todo, que aún la felicidad vivía y debía de hallarla lejos de esa choza que era mi casa.

Mi madre siempre me lo dijo, siempre me lo advirtió: tenía que alejarme de ese hombre, ella no podía porque estaba completamente atada con él, sin embargo yo sí tenía tiempo.

—¿Nathan? —Azael apareció por mi lado, alcé la mirada para verlo y darle una media sonrisa. Él se agachó hasta estar a mi altura, sentándose también.

—¿Ya vamos a empezar? —pregunté intentando no sonar triste, me fue imposible.

—¿Te hizo sentir mal? —interrogó él, colocándose en mi misma postura e implantando la mirada hacia el frente, sin necesidad de verme cuando se sentó.

—¿De qué hablas? —tragué saliva, como un completo imbécil porque sabía a lo que se estaba refiriendo. De verdad que quería hablar de esto con él, pero la vergüenza me consumía.

¿Y a quién no le daría vergüenza que su propio padre, que la persona que se suponía que era tu héroe, que te ayuda con las tareas, que te lleva a jugar futbol, que te debe de enseñar cómo asearte, cómo afeitarte, cómo conquistar a una chica o un chico, era capaz de venderte solo para beneficio propio incluyéndose él en el paquete?

Eso no era normal, aun así buscaba millones de justificaciones para no ponerlo a él como el malo, terminando en decir y pensar que yo también tuve la culpa de eso.

Y menos confesar un abuso cuando se trataba de un chico. Sabía que las violaciones no eran lindas, que el humor de "si aparezco en tu cama dejaría que te viole" por más atractiva que sea una persona no era un humor bueno, era uno que destrozaba, que te hacía llevar recuerdos, y lo más feo se trataba de cuando bailaba y muchas personas gritaban eso.

—Nathan... —murmuró Azael, esta vez sí volteando la cabeza a mi dirección para mirarme. Me dio una sonrisa apagada al igual que su mirada —Llegaste aquí a los dieciséis años, casi diecisiete, me engañaste bien yéndote a ver con tu padre sin yo saber, pero eso no quiere decir que yo no te conozca.

Agaché la mirada, dando un suspiro liviano.

—Sabes a lo que me refiero —finalizó diciendo, haciendo que me aferre más a mis piernas. Mis ojos pedían que ya no los esfuerce más, necesitaban soltar las lágrimas acumuladas.