Capítulo 75

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PDT: LEAN LA NOTA AL FINAL.

Capítulo 75

“La llegada de Leslie Casanovas”

Narra Audrey

—¿Y no sabes cuándo habrá bailes? —pregunté mientras veía el reparto de la película, ya se había acabado. Duró alrededor de tres horas, fue un poco entretenida aunque ya ni me acordaba del nombre.

Deniel, quien era la única persona que se encontraba conmigo, no me dio respuesta. Ambos nos hallábamos acostados en mi cama, mi cabeza descansaba en su vientre y así pasó desde que inició el transcurso de ver la película que le propuse.

Elevé la mirada, imaginando que estaba durmiendo pero para mi sorpresa lo que hacía era leer uno de los libros que tenía en mi mesita de noche al lado de mi cama. No era ahí que los ponía, sin embargo, cuando los tomaba y no me daban ganas de pararme a ponerlos en su lugar decidía dejarlos allí hasta que un agraciado día decida limpiar mi habitación y ponerlos en su sitio.

—Oye, tú —lo llamé por segunda vez fijando mis ojos en él, contemplándolo. 

Se veía tan divino de esa manera, tan concentrado, con sus ojos castaños un poco claros moviéndose al compás que sus labios cada vez que leía una línea.

Sonreí aún sin dejar de mirarlo, dándome una mordida leve en los labios. De verdad que Deniel era todo lo bueno que llegó a mi vida, era una persona muy atenta, muy cariñosa, muy perversa en algunos ámbitos, educada y sencilla.

Un ser perfecto era aquel que en la calle era educado y en la cama un dominante.

Eso era Deniel Dael Scott; una persona que llegó a mi vida causando sensaciones que jamás pensé sentir por alguien. Siempre creí que eso del amor era una idiotez, que solo sentías amor por alguien y ya, que no era tan dramático como las personas suelen decir sobre que necesitaba saber qué hacía su pareja, si cenó, si comió, si estaba bien, si esto, si lo otro…

Pero fallé, porque eso de verdad si era el amor, llegando a alejar cada diminuta idea donde piense un futuro en el que Deniel y yo tengamos que alejarnos. Eso no me gustaba ni pensarlo, me ponía tensa. Todo lo que empieza no se termina, no hasta que tú quieras, y yo no quería dejar de amarlo.

—Amor —volví a llamarlo, habían sido pocas veces que decido llamarlo por su nombre, solo que se me salía. Deniel no dejó de leer, seguía concentrado.

A mi cabeza se le interceptó una idea bien perversa. Lo conocía bastante bien, en todos estos meses que llevaba estando con él ya me sabía hasta lo que él creía que no.

Puse una mano en su vientre y lentamente fui recorriéndola por encima de su camiseta. No dejé de mirarlo, quería verle la cara cuando sienta lo que le hacía. Entré la misma mano por dentro de su pantalón negro de tela gruesa aterrizándola en su miembro e iniciando leves frotes.

Él bajó el libro al igual que su mirada, sonriendo con malicia. Lo sabía.

—Audrey Mendoza… —canturreó mi nombre y apellido, asintiendo con la cabeza. Se relamió los labios después del pequeño mordisco que se hizo —No me tientes porque sabes cómo me pongo.

—Es que no me querías hacer caso y tenías que buscar otras medidas… —musité, aun viéndolo y prosiguiendo con los frotes en su pene.

Él tensó la mandíbula, soltando un suspiro hondo. También tragó saliva, vi cuando la nuez de su garganta bajó de un golpe. Infló su pecho de aire para abandonarlo por la boca, viéndome con una mirada de “Eres tan tentativa, Audrey” y yo devolviéndole otra que mostraba claramente un “Aprendí del mejor que eres tú, Deniel”.

El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora