El Stripper +18 (COMPLETA) PARTE 1 y 2

Capítulo 44

"Hola, paso a decir que este capítulo tendrá muchas faltas porque tuve que saltar una mitad que me pareció muy triste y que me costó escribir, pero no logré editar. Es muy triste este capítulo, por favor, puede en serio afectarte a ti como me ha afectado a mí, así que ten mucha precaución. Y quiero decirte que no estás solo o sola💜. La música me gusta, es muy linda".

Capítulo 44

Narra Nathan

“Horas antes…”

—¿No creen que esté muy temprano para ir a desayunar? —Iris sonrió de manera tierna echándose en mi hombro mientras caminábamos.

—Pero si hoy estás libre de trabajo, tarada —comentó Josué tirando de su brazo derecho hasta mi hombro izquierdo, pasando por detrás de Iris, creando un abrazo de tres.

No podía negar que todo esto que sucedía me daba miedo, me aterraba en un mayor porcentaje. La sociedad, la gente, los demás. En nuestro entorno, había algunos momentos en donde al menos una persona se nos quedaba mirando con extrañeza por nuestro comportamiento, otras andaban acompañadas y cuando nos veían tan pegados empezaban a cuchichear.

Unos de mis tantos miedos era que algunos chicos del club o alguien que tenga relación con mis amigos, me vean y se lo comentasen a ellos.

—Nathan, ¿estás seguro de esto? —Iris me susurró al lado, apartándose un poco de mí. Los tres nos detuvimos frente al centro comercial donde había una sala que era una plaza para comer.

Mis ojos escanearon a varias personas que caminaban felizmente por todo el lugar exterior. Observé a parejas de dos hombres, a dos mujeres también, a heteros por igual, pero a ninguna de tres. ¿Acaso si existían? ¿Acaso en realidad estaba enfermo? Si veía a personas en grupo de tres, pero como amigos, supuse.

—Sí —tomé aire y después lo solté, queriéndome sentir un poco seguro. Miré a Iris por un momento e hice lo mismo con Josué. En este momento la gente caminaba a nuestro alrededor con normalidad, sin prestar atención de nosotros.

—Yo me arriesgué, mamá no lo quería aceptar, pero me prometió tiempo. Las cosas se están arreglando al menos un poco, estoy muy bien, y alegre —dijo Iris, con una media sonrisa, agachando un poco la mirada. Se le veía el brillo de felicidad destellando de sus ojos.

—Siempre lo he dicho; a mamá no le importa lo que yo haga siempre y cuando yo esté feliz, con consentimiento de las demás personas y que no le haga daño a nadie —Josué alzó los hombros con total tranquilidad, él era el tipo de chico a lo que nada le importaba.

—Siempre he dicho que tu mamá es muy guay a pesar de que solo la he visto un par de veces —comentó Iris, asintiendo.

—Además, si ella no lo aceptara pues se jode, a mí me vale lo que digan los demás, quien quiera darme una crítica de cómo disfruto mi sexualidad, de cómo quiero vivir, de con quién quiero estar, pues que se hinque y me la chupe. Y aquí el único daño que les haré es uno que sin duda les encanta.

Josué finalizó de hablar dándonos una sonrisita pícara, guiñándonos un ojo. Mi miedo era uno: que mis amigos, que eran mis hermanos, que eran mi familia, me rechacen por esto. A veces dudaba, pero otras veces me sentía temeroso. De una cosa que estaba seguro era que ellos estaban por encima de todo. Si a mis amigos no les gustaba esto, iba a terminarlo, porque nunca los dejaría.

Azael era un hombre de muy mente abierta. Varias veces solté comentarios con respecto a ese tema, creando una mentira como: “Por cierto, ayer vi una película que me dejó traumado. Había un hombre que estaba casado con otro hombre y con una mujer, juntos” cuando lo dije ellos habían reaccionado diferente: