Adicta a ti

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Scott y Andrea.

Capítulo 1

-_____, Harry está mirándote -susurró Taylor, su mejor amiga, mientras se llevaba disimuladamente el vaso de cerveza a los labios, sonriendo con picardía. _____, apoyada en la barra de color caoba oscura, dio un pequeño salto en el taburete del bar. Mordiéndose el labio inferior con fuerza, miró los azules y claros ojos de su mejor amiga.

-¿Todavía?

-Ajá -susurró-. Todavía. Y creo que lo seguirá haciendo durante los próximos minutos. -Le guiñó un ojo.

Aguantando la respiración, _____ se echó para atrás un mechón de su cabello castaño claro liso. ¿Qué diablos haría allí Harry? La había abandonado hacía ocho años, cuando ella tenía diecisiete y era una estúpida adolescente enamorada por completo de un futuro marine que, tras haber pasado satisfactoriamente las pruebas de la Marina, había entrado en ella sin decirle nada, dejándola sola al día siguiente cuando se despertó en su cama. Pero, a pesar de ello y de los años transcurridos, no había dejado de pensar en él.

¿Seguiría igual de atractivo y masculino? ¿Conservaría aquellos ojos negros increíblemente exóticos que la excitaban con sólo clavarse en ella?

¿Seguiría teniendo aquellos grandes e inmensos hombros en los cuales ella había hundido sus uñas mientras la llevaba hacia un explosivo y desgarrador orgasmo?

Humedeciéndose los labios, se llevó a ellos la lata de Coca-Cola.

-No me jodas.

-No te preocupes, cielo -se rio Taylor-. Me van los hombres, como a ti, ¿recuerdas? A quien no me importaría joder sería a Harry. Dios bendito, está muchísimo mejor que hace ocho años.

_____ se planteó concienzudamente si girarse o no. Lo que menos quería era volver a caer en sus manos...

Ay, cielo santo, y qué manos.

Las recordaba grandes, masculinas y expertas sobre su ansioso e inexperto cuerpo adolescente. Llegó a Estados Unidos desde Sevilla con tan sólo catorce años y a los dieciséis comenzó a salir con Harry, quien era tres años mayor. _____ siempre había aparentado más edad de la que realmente tenía durante la adolescencia y todo ello gracias a los genes de su abuela. Sus pechos eran voluptuosos; no enormes ni exagerados, pero sí llenaban totalmente unas manos masculinas. Sus curvas habían tardado poco tiempo en aparecer y, además, siempre se había considerado una chica madura.

Siempre excepto cuando estaba cerca de Harry.

En el instituto se había conocido a Harry como el calienta-coños. _____ había sido consciente de todos los chismes que habían circulado por el centro. Todas las chicas intentaban rifarse a Harry, asegurando que era el mejor polvo que nunca antes habían echado y que, al menos, había que disfrutar de él una vez en la vida.

Cuando _____ perdió su virginidad con Harry, tras un año de relación, podría haberse hecho adicta al sexo con él.

Adicta a él.

Cierto que había sentido dolor la primera vez , pero tras él vino el placer. El verdadero placer. Había visto con sus propios ojos el gran tamaño y anchura de su pene. Al principio se había asustado, preguntándose si aquello realmente podría entrar en ella. Pero luego...

Se despertó sola, en su habitación y con una nota donde le decía que, a primera hora de la mañana, le habían aceptado en los marines, tras superar las pruebas.

Aquello fue un fuerte golpe para ella. Enamorada por completo de él, decidió pasar página y, cuando todos le preguntaban si era cierto que se había marchado, ella se encogía de hombros y seguía hacia adelante. La única persona que sabía realmente por lo que había pasado era Taylor.

One ShotsWhere stories live. Discover now