Cae en la tentación

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Jensen y Kylie.

Sinopsis

_____ sabe que Harry la observa con atención. Una oscura promesa sensual se asoma en sus pupilas: su instinto de dominación. Eso la atemoriza demasiado porque ella y su hermano han sobrevivido a duras penas a una infancia sumida en la violencia y el abuso. Por eso, ella sabe que nunca podría ceder el control total y someterse a un hombre. Y sobre todo, a un hombre como Harry.

Él ve esas sombras en los ojos de _____. Sabe que tiene que andarse con mucho cuidado porque si no, se arriesga a perder esta oportunidad. Lo único que quiere es demostrarle que la dominación no es solo dolor, servidumbre o disciplina sino que la rendición emocional es la más valiosa de todas, y gracias a la cual _____ podría llenar el doloroso vacío en su corazón como nadie más lo haría.

Capítulo 1

-Vaya careto llevas -dijo Harry Styles cortante en el umbral del despacho de _____ Breckenridge.

_____ le lanzó una mirada con la que hubiera fulminado a cualquier otro hombre, pero a Harry le afectaba bien poco su frialdad. Fingía que no tenía ni idea de lo que la exasperaba tanto. Pero no, ella imaginaba que sabía muy bien lo mucho que la molestaba y que optaba por no hacerle caso. Era un hombre testarudo, insufrible y tremendamente controlador. Era precisamente la clase de tío que solía evitar a toda costa.

Solo que era su jefe. Eso le hizo torcer el gesto aún más. Carson había sido su jefe; él y Dash. Cuando su hermano murió hacía ya tres años, Dash pasó a ser su único jefe y para ella ya era suficiente.

Harry, el nuevo socio, debería contratar a su asistente personal de una vez por todas, pero no, se contentaba con cargarle todo el trabajo a ella, y cabrearla a la vez.

-Vaya, gracias -dijo ella en un tono que hacía juego con la mirada asesina-. Me alegra saber que he pasado el proceso de selección para trabajar aquí.

Harry entró en su despacho sin que le invitara a pasar. Claro que nunca hubiera entrado si esperara que le diera permiso. Ella ya le había dejado muy claro que no lo quería cerca. Otra cosa que él optaba por ignorar.

Se sentó en una de las sillas frente a su mesa y _____ tomó nota mental para deshacerse de ellas. No le hacían falta. Harry y Dash eran los que se reunían con los clientes. En realidad no hacía falta que nadie entrara en su despacho. Hacía su trabajo tranquila y eficientemente, y nunca quería llamar la atención. Por algún motivo que desconocía, Harry parecía decidido a invadir su espacio personal. Algo que la frustraba cada vez más desde que el nuevo socio entrara a trabajar en la consultoría unas semanas atrás.

-No duermes -le dijo con el mismo tono sincero con el que le había dicho que tenía mala cara.

La miraba intensamente mientras repasaba sus facciones y sabía qué veía. Lo que ella misma veía en el espejo cada mañana: una mirada atormentada por los fantasmas del pasado y unas ojeras que parecían marcadas para siempre. Sabía qué aspecto tenía. No hacía falta que viniera ningún gilipollas a recordárselo.

-No era consciente de que mi aspecto o mis hábitos de sueño interfiriesen con mis obligaciones laborales.

Harry hizo caso omiso de su sarcasmo básicamente porque pasaba de todo en general. No le había visto expresar ningún tipo de emoción ni una sola vez. No se alteraba ni se enfadaba, pero tampoco le había visto contento o animado por nada. Solo tenía esa mirada escrutadora que lo veía todo. Era como si le quitara capas de piel... y de la mente. Le molestaba muchísimo. Se sentía vigilada, como si la mirase con lupa. No le extrañaría que supiera incluso cuántas veces iba al servicio.

Nunca se le escapaba nada. Era un hombre callado y observador. Se limitaba a estudiar a los demás. Para su trabajo era ideal, pero a ella la ponía de los nervios. Ya podría dejar esos escrutinios para los asuntos de consultoría en los que trabajaban Dash y él. Esas empresas necesitaban su mirada sagaz e imparcial; ella ni la necesitaba ni la quería.

One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora