Quédate por mí

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Jacob y Brenna

Sinopsis

Hollywood me enseñó todo lo que sé sobre las relaciones, excepto cómo estar en una. Como actor, me convertí en un experto en fingir. Fingir que no me afectaba mi infancia. Fingir que estaba bien. Fingiendo que sabía cómo salvar el día, a la chica, a todo el maldito mundo.

Pero siempre he sabido la verdad: no soy el héroe de nadie.

Hasta que me veo obligado a volver a Sugarloaf durante seis meses, y _____ Allen me ofrece la oportunidad de demostrar lo contrario. Ella es todo lo que nunca supe que quería, pero que no puedo tener. Su corazón roto, su rostro perfecto y sus adorables hijos ponen mi mundo patas arriba. En lugar de prepararme para mi próximo papel protagonista, dirijo una obra de teatro para esta madre soltera de un pueblo pequeño.

Todo para hacerla sonreír.

Cuanto más tiempo paso aquí, más quiero quedarme. Construir una vida en este pueblo que juré dejar, por ella.

Pero cuando el mundo se derrumba a nuestro alrededor, me veo obligado a decidir si quedarme por ella es la opción correcta o si irme es mejor para la mujer que amo.

Capítulo 1

_____

Bip. Bip. Bip.

Ugh.

No pueden ser ya las seis y media. Lo juro, acabo de quedarme dormida.

Me doy la vuelta, miro el reloj y, efectivamente, es hora de levantar el culo. Mi mano se desliza por las sábanas para sentir el frío, y quiero llorar. Durante los últimos ocho meses, me siento como si viviera el mismo día en repetición. Lo busco, me duele, intento sentir el calor que una vez estuvo ahí, pero ya no está.

Igual que él.

—¡Mamá!— La voz de Melanie grita al final. —¡Levántate!

Me siento en la cama, coloco las piernas a un lado y cierro los ojos.

Puedo hacerlo. Llevo mucho tiempo haciéndolo y lo hago lo mejor que puedo. Los niños necesitan algo mejor, y yo tengo que ser eso para ellos aunque el dolor siga siendo tan intenso que quiera rendirme.

Hace diez días nos mudamos a esta nueva casa, que es una casa sencilla en medio de la nada, pero que está cerca de la familia de mi marido, ahora desaparecido, y del lugar donde está enterrado.

Estoy luchando por respirar, por encontrar algo a lo que aferrarme que me haga saber que la vida volverá a estar bien. Lo estará. Lo sé, pero estoy sola y me duele. No tengo a Luke ni su fe firme para recordarme que soy una guerrera y que siempre encuentro un camino. Soy yo la que tiene que levantarse y recordarse a sí misma que esto no es sólo un despliegue. Es para siempre. Se ha ido. Está enterrado en la tierra y nunca volveré a escuchar su voz.

Cuando cerré en este lugar, debería haber sido un momento de alegría. En lugar de eso, me senté en esa fría silla, firmando los papeles de la hipoteca sólo con mi nombre. No hubo sonrisas ni bromas mientras anotábamos otra dirección en nuestra lista. Fueron las lágrimas las que llenaron el espacio mientras mi bolígrafo recorría la última línea negra.

Mi cabeza se inclina hacia el techo y el dolor de mi corazón crece.

—¡Mamá! ¡Sebastian no sale del baño! Tengo que peinarme

Suelto un profundo suspiro.

—Ya voy

Apretando los dientes con tanta fuerza que podrían romperse, me pongo en pie, me pongo una bata y salgo arrastrando los pies por la puerta.

One ShotsWhere stories live. Discover now