Atada conmigo

697 4 0
                                    

Nic y Matt

Prólogo

-¿Por qué estamos aquí? -le pregunto a Bailey por cuadragésima vez desde que llegamos al Centro de Artes de Seattle.

-Porque necesitas de alguna emoción en tu vida -me dice con una maliciosa sonrisa-. No tenía a nadie más para que me acompañara.

-¿Este es el tipo de emoción que tú crees que necesito? -pregunto incrédula y aprecio la escena delante de mí.

Bailey, mi mejor amiga, me convenció de participar del Festival Erótico de Primavera de Seattle. ¿Cómo lo consiguió?, no tengo idea. Soy la persona menos excéntrica del planeta.

Soy muy vainilla, huelo a ella.

O tal vez solo sea porque cocino con ella todos los días.

-No seas tan puritana -me advierte poniendo los ojos en blanco-. Es divertido.

-No es lo mío -contesto y paso por su lado, mientras un hombre, vestido sólo con cuero y cadenas, me roza.

La sala principal fue transformada en un gran club de baile. Hay un DJ en el escenario, la música alta explota en los altoparlantes y las luces parpadean mientras los cuerpos se mueven y giran en la pista de baile.

Hay muchos niveles diferentes de vestimenta. Y de la falta de ella. La desnudez no está permitida, pero muchos han rozado los límites, cubriendo apenas las partes más necesarias de sus cuerpos. En una pequeña sala a la derecha hay una pista de baile, con música suave y un escenario, donde un grupo burlesco está listo para presentarse. Hay también un bar totalmente abastecido en aquella sala.

A la izquierda del área de la pista de baile principal hay otra gran sala que está dividida en segmentos, donde diferentes perversiones son demostradas a la multitud.

-Entraremos allí más tarde, después de conseguir algunas bebidas para ti -dice Bailey y me empuja en la dirección del bar y del show burlesco.

Bailey tiene el cabello rubio oscuro, que cae hasta su trasero, en línea recta. Los aspectos más destacados son naturales, maldita sea. Sus ojos son amplios de un profundo marrón, y cuando ella sonríe, se le forman hoyuelos son muy bonitos, pero ella los odia con pasión.

Cuando nos aproximamos al bar, ambas pedimos un 7&7 a un barman vestido con un sexy short y tirantes naranja, enseguida, encontramos un lugar cerca del escenario.

-¿Qué te ha parecido hasta ahora? -pregunta Bailey con una sonrisa y toma un trago de su bebida.

-Hay mucha más gente de la que esperaba -y son de todas las edades y tamaños y orientaciones sexuales. Lo que me sorprende más es que todo el mundo parece abierto y cómodo, sonriendo, felices por estar casi desnudos y reconocidamente explorando su excéntrico lado sexual.

-Esta comunidad es más grande de lo que piensas -concuerda y sus ojos pasean por la sala-. Te ves muy bien, por cierto. Es un cambio agradable verte sin esa chaqueta blanca y sombrero que siempre esconden tu cuerpo.

-Ese es mi uniforme de trabajo -respondo secamente.

-Eso mismo. Siempre estás en el trabajo, amiga. O estás con esa horrible ropa esconde-cuerpo o de pijama.

Me encojo de hombros y desvío la mirada. No hay nada que decir. Ella tiene razón. Miro hacia abajo, a la corta minifalda de jeans y medias hasta los muslos, zapatos de tacones y top sin tiras rojo que Bailey insistió en que usara. No lo puedo evitar, pero admito que es bueno arreglarme un poco.

Me recuerda que soy una mujer con necesidades que van más allá de una cocina caliente y glasé de chocolate.

Bailey me ayudó a aplicarme maquillaje con delineador oscuro, pestañas postizas y lápiz labial brillante, y peinó mi largo cabello oscuro en ondas que caen por mi espalda y sobre mis senos, que también fueron ajustados para estar levantados y unidos, mostrando un poco la división entre ellos.

One ShotsWhere stories live. Discover now