En cada suspiro

514 4 0
                                    

Wade y Eliza

Capítulo 1

_____ no se despertó con su habitual energía y sus ganas de comerse el mundo. Se sentía como si le hubiera pasado un camión por encima. Su primera intención fue dar media vuelta en la cama, taparse la cabeza y dormir unas cuantas horas más. Aunque sabía que no iba a hacer nada parecido, era una agradable posibilidad. En cualquier caso, pensó, podía concederse otros cinco minutos antes de levantarse de la cama y meterse en la ducha.

Por una vez, las cosas estaban tranquilas en Devereaux Security Services, DSS, después de una auténtica tormenta de actividad durante los últimos meses.

Esperaba que surgiera alguna novedad cuando fuera aquel día a la oficina, porque, en caso contrario, aquel iba a ser otro día de trabajo infinitamente aburrido.

Justo cuando se estaba liberando de la pereza y girando las piernas hacia un lado de la cama para comenzar a levantarse, comenzó a sonar el teléfono de la mesilla. Lo fulminó con la mirada y frunció el ceño. Si fuera Dane, o algún miembro de DSS, seguramente llamaría al móvil. Una mirada rápida al aparato le indicó que tenía el móvil cargándose en la mesilla, y también que no tenía ninguna llamada perdida. Si se trataba de una vendedora llamando a horas tan intempestivas, iba a localizarla y darle su merecido.

Si no fuera porque podía ser uno de sus compañeros de trabajo, se habría limitado a ignorar la llamada. Con un suspiro, alargó la mano hacia el teléfono y ladró un desagradable «¿diga?», en el auricular.

Se produjo una corta pausa y después, se oyó un carraspeo.

-¿Señorita Caldwell? ¿Melissa Caldwell?

_____ se quedó paralizada, la sangre se le heló en las venas. Hacía diez años que no oía aquel nombre. Hacía diez años que no era aquella persona. En solo dos segundos, el pasado pareció estrellarse contra su futuro como un tren de alta velocidad.

-¿Qué quiere? -preguntó con voz apagada.

-Soy Clyde Barksdale, la fiscal del distrito de Keerney County, en Oregón.

Ella sabía perfectamente quién era Clyde Barksdale. Como si pudiera olvidar que había trabajado con él para encerrar a Thomas Harrington.

-Entiendo que no es una llamada de cortesía -dijo con ironía.

-Y está en lo cierto -el fiscal del distrito soltó un suspiro de cansancio-. Mire, no hay ninguna manera fácil de decir esto, pero Thomas Harrington ha ganado una apelación para revocar su pena de prisión y estará en la calle dentro de tres semanas.

A _____ se le doblaron las rodillas y cayó bruscamente en la cama.

Bloqueada por el impacto de la noticia, sacudió la cabeza, haciendo un esfuerzo para disipar la perplejidad y la confusión que la envolvían. ¿Estaba atrapada en un mal sueño? ¿Aquello era una pesadilla?

-¿Qué? -susurró horrorizada-. ¿Qué demonios? ¿Qué es eso de que le han revocado la condena? ¿Esto es una especie de broma pesada?

-Debe de haber convencido a alguno de los policías que se encargó de su caso -contestó furioso el fiscal del distrito-. Es la única explicación posible. El policía admitió bajo juramento que había alterado unas pruebas para cerrar el caso. Como si hubiera hecho falta alguna prueba después de contar con su testimonio. Pero, después de su admisión, y teniendo en cuenta que la presentó a usted como una adolescente despechada y humillada por el rechazo de un hombre mayor, el tribunal no tenía más remedio que liberarle.

_____ se había quedado sin habla. Estaba completamente paralizada, sobrecogida por una multitud de sentimientos diferentes. El sudor perlaba su frente y las náuseas le retorcían las entrañas. Iba a vomitar. No podía estar ocurriendo.

One ShotsWhere stories live. Discover now