Nunca muy lejos

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Rush y Blair

Sinopsis

El guardaba un secreto que destrozó su mundo. Todo lo que ella sabía ya no era cierto.

_____ no podía dejar de amarlo, pero sabía que nunca podría perdonarlo. Ahora estaba de vuelta en casa y aprendiendo a vivir de nuevo. Continuando con su vida... Hasta que algo sucede y pone a girar su mundo una vez más.

¿Qué haces cuando la única persona en la que nunca puedes volver a confiar es en la que tienes que confiar tan desesperadamente?

Mientes, te escondes, lo evitas y rezas para que tus pecados nunca te encuentren.

Hace 13 años...

Harry

Hubo un golpe en la puerta y luego sólo el pequeño arrastrar de pies. Mi pecho dolía. Mi madre me había llamado de camino a casa para decirme lo que había hecho y que ahora saldría a tomar algunos cócteles con amigos. Yo sería quien tendría que

tranquilizar a Nan. Mi madre no podía manejar el estrés que eso implicaba. O eso es lo que me dijo cuándo llamó.

-¿Harry? -La voz de Nan llamó con un hipo. Había estado llorando.

-Estoy aquí, Nan -dije mientras me levantaba de donde yo había estado sentaoa en la esquina. Era mi escondite. En esta casa necesitabas un escondite. Si no tenías uno, cosas malas sucedían.

Mechones de los rizos rojos de Nan se pegaban a su cara mojada. Su labio inferior tembló mientras me miraba con esos ojos tristes. Casi nunca los veía felices. Mi madre sólo le daba atención cuando necesitaba vestirla y presumirla. El resto del tiempo era ignorada. Excepto por mí. Hice mi mejor esfuerzo para hacerla sentir querida.

-No lo vi. Él no estaba allí -susurró mientras un pequeño sollozo escapó. No tuve que preguntar quién era "él." Lo sabía. Mamá se había cansado de oír a Nan preguntar por su padre. Así que decidió llevarla a verlo. Desearía que me lo hubiera dicho. Desearía poder haber ido. La mirada afligida en el rostro de Nan provocó que mis manos se cerraran en puños. Si alguna vez veía a ese hombre iba a darle un puñetazo en la nariz. Quería verlo sangrar.

-Ven aquí -le dije, extendiendo la mano y tirando de mi hermana pequeña hacia mis brazos. Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me apretó con fuerza. En momentos como este era difícil respirar. Odiaba la vida que le habían dado. Por lo menos, yo sabía que mi padre me quería. Pasaba tiempo conmigo.

-Tiene otras hijas. Dos. Y son... hermosas. Sus cabellos son como el cabello de un ángel. Y tienen una mamá que las deja jugar afuera en la tierra. Usaban zapatos tenis. Y estaban sucios. -Nan tenía envidia de unos zapatos sucios. Nuestra madre no le permitía ser menos que perfecta todo el tiempo. Ni siquiera tenía un par de zapatos tenis.

-No pueden ser más hermosas que tú -le aseguré, porque lo creía firmemente.

Nan sollozó y luego se apartó de mí. Levantó su rostro y me observó con sus enormes ojos verdes. -Lo son. Las vi. Pude ver fotografías en la pared de ellas y un hombre. Las quiere... Él no me quiere.

No podía mentirle. Tenía razón. No la quería.

-Él es un estúpido idiota. Me tienes a mí, Nan. Siempre me tendrás.

Capítulo 1

_____

Tiempo presente...

Veinticuatro kilómetros fuera de la cuidad era lo suficientemente lejos.

Nadie venía tan lejos de Sumit para visitar una farmacia. A menos que tuvieran diecinueve años y necesitaba algo que no querían que el pueblo se enterara que compraste. Todo lo que comprara en la farmacia local se esparciría por toda la pequeña ciudad de Sumit, Alabama, en menos de una hora. Especialmente si eras soltera y comprabas condones... o una prueba de embarazo.

One ShotsWhere stories live. Discover now