Quédate conmigo

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Dom y Alecia

Prólogo

-Despierta, mi amor.

¿Qué?

Labios suaves rozan mi cuello hasta mi clavícula, haciéndome gemir y arquear la espalda. Una mano fuerte se desliza al costado de mi espalda, y aquellos labios van detrás del cuello, hasta el punto exacto atrás de mi oreja que hace que todos los nervios de mi cuerpo despierten.

-¿Qué haces? -mis dedos encuentran el camino a su cabello grueso, oscuro mientras lo siento sonreír contra mi piel. Mis pezones se endurecen casi dolorosamente. Su cuerpo está deliciosamente firme y caliente a mi lado. Consigo abrir los ojos para encontrar a Harry sonriéndome, con su mirada azul hielo brillante bajo la luz de la luna.

-Creo que es bastante obvio lo que estoy haciendo, bella -él rodea mi rostro con sus manos grandes y coloca sus labios en los míos, besándome suavemente al principio, los labios deslizándose hacia atrás y hacia delante en toda mi extensión, y, luego, él se instala sobre mí, con una pierna entre mis muslos, su muslo duro presionando contra el centro de mi coño, con presión suficiente para hacer que mis caderas se levanten contra él, y me da el más sexy de los besos que haya tenido. Él sabe a vino, menta y hombre sexy. Está devorándome de la manera más deliciosa.

Sabía que Harry Styles sería un excelente besador.

Mis manos vagan de su cabello suave hasta los hombros y los brazos... increíblemente fuertes y esculpidos.

-No me digas que no, bella -su voz es áspera mientras besa su camino de mi pubis hacia un pecho donde coloca mi pezón en su boca y tira suavemente, haciéndome frotar mi núcleo contra su muslo otra vez-. Por favor, te necesito.

-Esto es una locura -pero no voy a apartarlo. En vez de eso hundo mis dedos en su cabello nuevamente y lo arrastro para otro beso profundo y hambriento por mucho tiempo. Dios, no puedo tener suficiente de su boca.

Él se mueve, fijando su pelvis contra la mía. Su pene es largo y grueso, y se mueve con facilidad entre mis suaves pliegues, la cabeza masajeando mi clítoris en un movimiento certero.

-Estás tan mojada -él susurra duramente-. Abre los ojos. No es un pedido.

Él está mirándome con una intensidad que nunca antes vi en otra persona.

Dios, es tan bueno. Arrastro mis manos por su espalda hacia su culo y aprieto fuerte cuando levanto mis rodillas contra su cintura, abriéndome para él.

-No iba a hacer esto contigo.

Él aprieta los ojos y apoya su cabeza contra la mía.

-No puedo estar lejos de ti. Lo intenté bella.

Puedo oír el italiano en su voz. Su cuerpo está tenso añorando, pero está conteniéndose, esperando mi decisión. Cada músculo está muy firme. Está temblando.

¿Cómo puedo decir no a esto?

¡Yo no quiero decir no a esto!

-¿H?

-Cualquier cosa. Cualquier cosa que tú quieras.

Muevo en círculo mis caderas. Una sonrisa se dibuja sobre mis labios, su mandíbula se tensa y murmura un taco en italiano con los dientes cerrados.

-Sí -susurro.

Su mano envuelve mi pecho; el pulgar frota mi pezón rígido.

-¿Estás segura? -su mano se desliza para mi lado y hacia mi culo, empujándome con más fuerza contra él.

One ShotsWhere stories live. Discover now